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Tenderos madrileños venden almorta, un alimento prohibido que puede dañar la salud

Al menos seis ultramarinos y panaderías de Madrid venden libremente como alimento la almorta, una legumbre prohibida para el consumo humano. La almorta es presentada en forma de harina o de tortas y se emplea para hacer gachas, un plato típico castellano. Consumida en tiempos de escasez, su ingestión prolongada puede ocasionar una enfermedad, el latirismo, que acarrea primero inmovilidad en las extremidades y luego paraplejia, invalidez completa. El Ayuntamiento y la Comunidad han anunciado que lo retirarán inmediatamente.

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Manuel Cepedano, responsable del Servicio de Higiene Alimentaria de la Comunidad de Madrid, informó que su departamento ha dispuesto la retirada de las harinas de almorta del mercado por su potencial peligrosidad. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, hará otro tanto y admitió haber desplegado anteriormente otras requisas del producto. prohibido.Cepedano dijo que la almorta se ha consumido en España con asiduidad en fases de penuria alimenticia y que sus efectos nocivos se muestran cuando sus consumidores la ingieren prolongadamente y como alimento casi único. "Su peligrosidad se acentúa a medida que crece el déficit proteínico de la dieta del consumidor de almorta", señaló. El funcionario regional destacó también: "únicamente su ingesta prolongada genera consecuencias neurológicas como paraplejia y lesiones cerebrales. Pero", subrayó " su comercialización está taxativamente prohibida por el Código Alimentario, en su artículo 3/ 18/ 09".

El pasado lunes, un establecimiento alimentario de la calle de Blasco de Garay, en el barrio de Argüelles, vendía harina de almorta a 175 pesetas el paquete de medio kilo, de una Firma de Campo de Criptana, Ciudad Real, que no exhibía autorización sanitaria en su envoltorio pese a sugerir una fecha de caducidad. Otro autoservicio, en la avenida de Menéndez Pelayo, anunciaba en el escaparate su venta.

"Consumo no masivo"

Las fuentes consultadas destacan, empero, que el consumo de harina o tortas de almortas " no es masivo en Madrid", pero se encuentra extendido entre gentes procedentes de Toledo, Ciudad Real y otras provincias limítrofes, si bien se mostraron incapaces de calibrar el ámbito de su consumo. "Suele emplearse como desayuno en algunas zonas", dice el responsable del departamento regional, que destaca la popularidad de las gachas, un plato realizado con aceite, ajo, agua y torreznos de tocino frito, con numerosas variantes comarcales.La ley alimentaría no establece la proporción en que la almorta cobra efectos tan dañinos, pero Manuel Cepedano reitera que su venta comercial está prohibida de manera rotunda. "Necesitamos investigar quién la comercializa para requisarla de inmediato, pero no es un asunto que nos coja por sorpresa", anunció el funcionario de la Comunidad de Madrid, quien destacó que existe un grupo del Ministerio de Agricultura que realiza un seguimiento de este asunto en Castilla-La Mancha.

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La nocividad de la almorta consumida, según se fundamentó para el Código Alimentario, procede de que se interfiere en la síntesis de los "aminoácidos, componentes químicos básicos de la transmisión en que recuerda al de la harina de el seno del sistema nervioso. Fuentes médicas consultadas ciñen esta interferencia al sistema motor.

Las panaderías y los autoservicios presentan la almorta en forma de harina o de tortas. Personas que la han ingerido en alguna ocasión, como un panadero del barrio de Pacífico, señalan que se trata de una legumbre con frutos color crema, parecidos a los del algarrobo, pero envueltos en una vaina verde similar a la del guisante, clara como la planta en su conjunto. Sus flores son blancas. "Tiene un sabor muy dulce, maíz. En mi provincia" -es de la comunidad de Castilla y León- "se empleaba para hacer gachas", señala.

"Yo nunca las he vendido en mi panadería, ni la harina ni las tortas, pero nunca pensé que pudiera acarrear esas consecuencias", dice con perplejidad. "Se comía mucho durante y después de la guerra civil", apunta una señora de edad.

A propósito de cómo un producto prohibido sortea aún hoy en Madrid controles sanitarios eficaces respecto de otros preparados alimenticios, fuentes comerciales lo explican así: al distribuirse casi como un producto artesanal y discurrir por canales minoristas, es más difícil de detectar.

Por otra parte, y según otros comerciantes, "la harina de almorta se emplea también para complementar el barnizado de los parqués recién acuchillados. "Cubre perfectamente los huecos", reconoce un panadero.

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