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González expresa a Aznar en La Moncloa su respaldo a la política antiterrorista del Gobierno

Luis R. Aizpeolea

Poco menos de dos horas duró el primer encuentro de Felipe González con José María Aznar desde que el líder del PP gobierna. La reunión inauguró una etapa de diálogo institucional entre el presidente del Gobierno y el líder socialista. Dejaron de lado los asuntos que les enfrentan y se centraron en buscar acuerdos de Estado. González expresó su apoyo a la política antiterrorista del Gobierno. También mostró su respaldo a la reforma de la OTAN y al cumplimiento del Tratado de Maastricht, pero fue más prudente en su definición, a la espera de conocer sus resultados.

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González dejó a las puertas de La Moncloa su posición crítica a la política fiscal, de financiación autonómica y de privatizaciones del Gobierno. Ni siquiera pidió cuentas a Aznar por el duro ataque que sólo tres horas antes, en la misma Moncloa, lanzó el vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, a la política crediticia de los gobiernos socialistas y a su impacto en el déficit público.José María Aznar le correspondió y tampoco puso sobre el tapete reproche alguno por la dura crítica que el PSOE ha dirigido contra las medidas adoptadas por el Ministerio del Interior en la expulsión de los 103 africanos de Melilla.

González quiso cumplir con su compromiso, anunciado en el debate de investidura de José María Aznar, de abrir una nueva etapa en las relaciones entre el nuevo Gobierno y la oposición. Bien puede decirse que ayer se consagró el diálogo institucional entre Aznar como presidente del Gobierno y Felipe González como líder del primer partido de la oposición, con la intención de prolongarla en el tiempo.

La reunión fue cordial. Pero esto ya no es una novedad, porque ya lo fue el encuentro del pasado 12 de marzo, el primero y último que habían celebrado ambos líderes tras las elecciones generales. En aquel encuentro ya se rompió con la línea de confrontación permanente entre el anterior "presidente del Gobierno y el entonces líder de la oposición.

El terrorismo ocupó un lugar fundamental en el encuentro. Ayer mismo, ETA acababa de dar muestras de su presencia con un nuevo asesinato y, aunque la situación no es grave, se asiste en España a un cierto rebrote de la actividad de la banda terrorista. Felipe González expresó a Aznar el respaldo a la política antiterrorista del Gobierno, encuadrada en los pactos de Ajuria Enea y de Madrid.

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No fue difícil para González la renovación de este compromiso, tras el giro que el Gobierno del Partido Popular ha dado a su política contra ETA, al poner el acento en la búsqueda de los acuerdos con los partidos y rechazar la política de confrontación que originó serias fisuras entre las fuerzas democráticas y le caracterizó en su última etapa como partido de oposición, especialmente desde julio de 1994.

Las actuales líneas maestras del Gobierno del PP en materia antiterrorista como el relanzamiento de la colaboración internacional, la eficacia policial y el reforzamiento de la unidad de los partidos democráticos, a las que dieron repaso en la reunión, contó con el expreso respaldo de González. En el encuentro no se miró al pasado y no se abordaron para nada las últimas vicisitudes del caso GAL. Aznar siguió su línea anunciada de "pasar página" ante este hecho.

Aznar y González encuentran otro punto de colaboración política en otra cuestión de Estado como es la reforma de la OTAN. Pero en este punto, el líder de la oposición fue más prudente y, aunque expresó su respaldo a la reforma, prefirió esperar a que el Gobierno del Partido Popular gestione la reforma para pronunciarse.

Cumplimiento de Maastricht

La tercera área de colaboración entre el Gobierno y el PSOE es el cumplimiento de los objetivos de Maastricht. Tanto Aznar como González comparten la conveniencia de que España entre en la Unión Monetaria dentro de año y medio. También en este punto, el líder de la oposición mantuvo alguna reserva. Coincidir con los objetivos de convergencia con Europa no significa comulgar con los procedimientos. Y ahí, en las medidas presupuestarias, que va a adoptando el Gobierno, las reservas de los socialistas empiezan a aflorar. Ayer, González no quiso traspasar ese umbral.No quiso entrar en algo que sí manifestó al presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, en su encuentro del pasado fin de semana: su preocupación porque la caída de ingresos por las medidas fiscales del Gobierno del PP repercuta negativamente a medio y largo plazo en la economía española. Eso queda para la política de oposición de los socialistas en el Parlamento.

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