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Atlanta bate el record de desastres

El COI pide a la organización que arregle los cada vez más graves problemas de transportes y comunicaciones Un grupo de remeros secuestró un autobús para no llegar tarde a su competición

La protesta se ha globalizado. Todos los medios informativos se han hecho eco del desastre organizativo en que se ha convertido Atlanta. Se habla, de la "medalla del oro al caos" como titulaba el diario francés France Soir. Se habla de los "Juegos del Desastre" como titulan algunos diarios británicos, los más reticentes a entrar en las críticas. El COI ya ha tenido que advertir en un par de ocasiones al Comité Organizador para que resuelva cuanto antes lo s problemas con los transportes y los resultados. La propia UER (Unión Europea de Radiodifusión) pide en un comunicado que se le devuelvan parte de lo 165 millones de dólares (unos 20.000 millones de pesetas) pagados por derechos a la vista de las muchas dificultades por las que atraviesan sus 88 cadenas europeas afiliadas. Y un patrocinador como IBM, en el país de la informática, trabaja a fuerte ritmo para resolver unos problemas que amenazan con dañar su prestigio. La última imagen de estos Juegos es bien significativa: remeros británicos y polacos secuestrando un autobús para poder llegar a tiempo a su competición.Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional, no está sorprendido ante lo que está pasando porque se lo temía y lo único que trata es de nadar y salvar la ropa. A fin de cuentas siempre repite que el COI va en el mismo barco que los comités organizadores y en este caso, además, Estados Unidos no deja de ser, con sus cadenas de televisión y sus marcas comerciales, el sostén económico del olimpismo.

El caos inicial del centro de acreditaciones, con retrasos y pérdida de maletas, no fue producto de un mal día, sino que ha continuado. Hay personas aún sin recuperar sus maletas. Hay instalaciones, como la natación, donde literalmente no se cabe, y otras, como todas las del World Congress Center, donde se agrupan en salas y garajes hasta seis deportes; los accesos son tan ridículos que obligan a colas de cientos de personas a bajar dos pisos en un ascensor con capacidad para 10 personas porque no hay escaleras. Sólo hubiera faltado en algún momento apagones por sobrecarga como los que han suspendido ya sesiones de halterofilia, un partido de voleibol y hasta un entrenamiento del mismísimo Dream Team III de baloncesto en su debú.

Los transportes son el ejemplo perfecto del desastre. Una ciudad motorizada se ha querido convertir por arte de magia en una ciudad dependiente del metro... y el metro no da abasto. En lugar de reforzar las unidades lo que han aumentado son las colas de cuatro y cinco en fondo de personas esperando hasta media hora cada tren.

Por la superficie, los autobuses de la organización, en su mayoría viejos como del antiguo Oeste, continúan siendo un horror. No existieron el día de la ceremonia inaugural cuando los regresos a los hoteles se produjeron entre tres y cuatro horas después de su término, y el descontrol continúa. No era coyuntural por tratarse del primer día. El rodaje oscila entre conductores que no saben ir a los sitios porque no son de la localidad y no conocen la ciudad, retrasos de los atletas (como el caso del gimnasta español Carballo, que llegó sin tiempo para poder hacer un adecuado calentamiento), y hasta secuestros, como el de los remeros británicos, ucranios y polacos, que hartos de esperar obligaron a un autobús que iba al hockey a llevarles al Lago Lanier, que está a hora y media de la Villa Olímpica.

El escándalo se ha agrandado por las comunicaciones. La UER ha protestado porque no se corresponden los servicios que, recibe con los millones de dólares que ha tenido que pagar. Sus problemas son los de todos los medios. Transmitir crónicas desde el primer país del mundo se ha convertido en un suplicio. Asombroso. Pero tampoco nunca en la historia olímpica se han dado con tanto retraso los resultados, que tardan horas en llegar tras las competiciones. IBM, patrocinador oficial de los Juegos, trabajaba a destajo para intentar solventar el problema, un problema que podría afectar, a su prestigio, según ya han reconocido algunos expertos. Un portavoz de IBM trata de disculpar los problemas debido al complejo sistema de comunicaciones y transmisiones de Estados Unidos, donde trabajan multitud de operadores. "Están sujetos a un gran riesgo en estos momentos", dijo un experto en estrategias de publicidad.

Para remate, la seguridad tampoco se ha salvado, al conocerse que un individuo armado escapó a los controles de la policía durante la jornada inaugural.

En el centro de prensa, en una especie de muro de las lamentaciones donde los periodistas escriben sus mensajes, el corresponsal de The Independent, ha escrito: "Barcelona, cómo te extrañamos". Las posibilidades que tiene Atlanta de limpiar su imagen son mínimas y todavía corre el riesgo de empeorar. Samaranch tendrá difícil declarar que son los mejores Juegos.

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