Ugrumov abre las hostilidades
Olano cede unos segundos en el primer final en alto, con triunfo de Rebellin
"Nosotros y ellos íbamos al límite, se abrió un hueco de 20 metros en un tramo de descenso y no pudimos cogerlos. No hubo tirones, simplemente acelereraron por delante". Manuel Fernández Ginés, el lugarteniente, estuvo con Olano hasta cerca de la meta, marcándole el paso casi los 16,1 kilómetros de ascensión a la estación invernal calabresa de Monte Sirino. El granadino da una interpretación meramente táctica a los primeros hechos significativos del Giro 96, que, a grandes rasgos y bajo una lectura meramente numérica, fueron: los grandes de la carrera, aparentemente siameses en las seis primeras etapas, sufrieron la primera operación quirúrgica de separación; el bisturí lo empuñó directamente Ugrumov; Tonkov fue su ayudante en los momentos más delicados -alguna rampa del 10%-; Berzin y Casagrande han aprovechado para abrir una cuenta de ahorro con respecto a Olano. La primera imposición: 24 y 26 segundos, respectivamente. Olano pierde el primer asalto (46 segundos respecto a Tonkov, 34 segundos con Ugrumov).Se cumplió el guión previsto -pocos segundos de diferencia entre los favoritos, excepción hecha del hundimiento de Gontchenkov-, aunque con los papeles cambiados.
Debajo de la descripción, latieron, sin embargo, los hechos y las emociones. Ugrumov atacó a siete kilómetros de la meta, transformando en acción la guerra fría de los favoritos, movido por su deseo de poner en dificultades a Berzin, su enemigo compatriota. Fue un movimiento táctico inesperado, una ruptura de lo convenido, aunque no tanto conociendo al ruso-letón, amante de crear el desconcierto -hace tres años hizo lo mismo, en Scanno, sacando un puñado de segundos al ganador final, Induráin- en cuanto la carretera comienza a empinarse. Olano, mientras tanto, tranquilo detrás de Hervé, el líder hasta ayer. Tonkov no aguantó tanto y se fue tras Ugrumov a cinco kilómetros de la llegada; a tres kilómetros fue el turno de Rebellin -vencedor y nuevo líder-, y se cabaron los ataques.
Berzin y Olano jugaron el cuento de la sangre fría y perdió el guipuzcoano, que también acusó el paso del llano a la montaña. Cuando Berzin empezó a acelerar, tirando del grupo en el que iban Hervé y Olano, el francés no aguantó. Olano se quedó cortado. Ginés explicó el resto. Y Olano aporta su lectura de la carrera: "No ha pasado nada, no ha sido ningún golpe. Queda mucho Giro".
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