Euskadi y Navarra institucionalizan sus relaciones con un órgano común permanente
El País Vasco y Navarra se hallan desde esta semana más cerca. La aprobación, por sus respectivos Gobiernos, del órgano Permanente de Encuentro propiciará una relación institucional de colaboración y coordinación en diversas materias: desde las tributarias hasta las culturales pasando, entre otras, por las políticas, las económicas, las educativas, las lingüísticas, las sanitarias y las de infraestructuras.
El acuerdo, que apela en su preámbulo a la afinidad histórica, cultural y social, supone la creación de un consejo, compuesto por los presidentes de cada comunidad y tres de sus consejeros, que elaborará el programa de actuaciones y los objetivos y trabajará para conseguir una Europa en la que las regiones tengan un papel destacado. Junto al mismo, que se reunirá al menos dos veces al año, se crea un secretariado permanente, encargado de la preparación y el seguimiento del propio consejo y de las ponencias técnicas que se formen para temas específicos en los que exista un interés compartido entre ambas autonomías.
La materialización de este entendimiento estable, que rompe una larga trayectoria de recelos históricos entre ambas comunidades, plasma sobre el papel lo que había sido un protocolo de intenciones firmado en octubre de 1995, en Vitoria, por el lehendakari, José Antonio Ardanza, y el presidente navarro, el socialista Javier Otano.
"Ningún paso de integración"
La luz verde a esta cooperación ha desatado las iras de la oposición conservadora en Navarra, en manos de Unión del Pueblo Navarro (UPN). Así, su vicepresidente, Miguel Sanz, ha anunciado que, si lo ratifica el PP en el Congreso -la Constitución exige su aprobación en las Cortes-, UPN pondría en cuestión los pactos de fusión firmados con los populares años atrás.UPN baraja algunos pronunciamientos jurídicos que dudan de la constitucionalidad de dar un carácter permanente a esta colaboración, ya que entiende que la Constitución permite establecer convenios en materia de competencia de ambas comunidades para servicios concretos, pero sin que exista un órgano superior que regule todas ellas permanentemente.
Las palabras de Sanz en el sentido de que se trata del "primer paso del nacionalismo vasco para conseguir lo que llaman unidad territorial de Euskadi" fueron rechazadas por el vicepresidente navarro, Juan Cruz Alli (Convergencia de Demócratas de Navarra, CDN), quien insistió en que "el acuerdo no representa ningún paso de integración" y calificó de "fantasmas" los miedos de la derecha navarra.
El acercamiento entre los dos Ejecutivos ha tenido ya otros frutos, como que los navarros puedan captar oficialmente Euskal Telebista.
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