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DIEZ AÑOS DEL PEOR ACCIDENTE NUCLEAR DE LA HISTORIA

Un sarcófago con grietas

De los cuatro reactores de la central, dos siguen funcionando. En 1991, año en que Ucrania se independizó, un fuego obligó a cerrar otro. Diversos incidentes, el último el miércoles, ponen continuamente en duda la seguridad de la instalación. Según el Instituto alemán de Seguridad Nuclear, el riesgo de Chernóbil es ahora incluso mayor que hace 10 años por el derrumbamiento de la URSS y las dificultades económicas que han llevado a adquirir piezas por separado que pueden plantear problemas, y porque los principales especialistas nucleares han preferido trasladarse a Rusia a trabajar, donde obtienen salarios mayores.En Ucrania y en Rusia muchos especialistas opinan que es un grave error cerrar la central atómica, ya que ello conducirá, tarde o temprano, a una nueva tragedia. Esos países prefieren subrayar que el problema principal es el sarcófago, mejor dicho, las 200 toneladas de materiales nucleares y agua radioactiva que guarda.

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"La exigencia de simplemente cerrar la central de Chernóbil es un planteamiento primitivo. El cierre significará la degradación de las instalaciones y del sarcófago, y esto es algo que en aras de la seguridad de la gente habría que impedir a toda costa", dice el director de la central atómica, Serguéi Parashin.

Si la central deja de funcionar -es su argumento-, entonces nadie dará dinero para realizar los trabajos necesarios. Además, en la zona de Chernóbil hay 800 cementerios nucleares. "Si la central deja de generar dinero, nadie financiará nuestra protección y dentro de cinco años el sarcófago puede desplomarse y levantar otra nube radiactiva de impredecibles consecuencias", dice Vladímir Gúbarev, escritor especializado en temas de contaminacion nuclear.

Sin embargo, la situación del sarcófago de hormigón y metal, construido deprisa y corriendo tras el accidente, deja mucho que desear. Cómo se subestimó la magnitud del desastre, se construyo para que durara sólo 30 años. En cientos de metros cuadrados ya han salido grietas, que han sido parcheadas. Está claro que se necesita un segundo sarcófago que dure un siglo, lo que costará unos 1.600 millones de dólares. Pero todavía no hay un- proyecto concreto. Ucrania ha dicho al G-7 que necesitan dinero para esta tumba, que es ahora lo más urgente.

Lo cierto es que tras la conmoción del accidente, el Parlamento ucranio aprobó en 1991 una resolución para cerrar Chernóbil en 1993. Luego se han ido dando largas. El Gobierno de Ucrania se ha comprometido a cerrar uno de los reactores, el más antiguo -el 1- este año. Y el otro, de aquí al año 2000. Es un compromiso del presidente ucranio Leonid Kuchma, pero siempre que obtengan sustanciosas ayudas. La reunión del G-7 y Rusia, celebrada el pasado fin de semana en Moscú, no avanzó en los detalles financieros. Llevan ya más de un año de negociaciones. La última cifra negociada: el G-7 se comprometió a aportar unos 3.000 millones de dólares (375.000 millones de pesetas) a cambio del cierre de la central -6% de la electricidad del país y 6.000 trabajadores-. Ucrania pide 4.000 millones.

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