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Elecciones 3 de marzo

La campaña que ETA quiso hacer suya

Los socialistas vascos se salen del guión electoral del PSOE

Luis R. Aizpeolea

El hotel Ercilla de Bilbao sigue siendo el cuartel general del socialismo vasco en campaña electoral. El asesinato de Fernando Múgica Herzog y las amenazas de ETA no han cambiado las costumbres del PSE. Enrique Múgica lo tiene a gala. Llega al hotel Ercilla y se convierte en la estrella. Todo el mundo se le acerca, le abraza y le felicita por la firme serenidad con que ha reaccionado ante el asesinato de su hermano. Enrique, al que no ha abandonado una chispa de - tris teza en los ojos desde el día 6 de febrero, ha pasado a ser la cabeza del clan Múgica. Ahora está preocupado por su madre, muy anciana, y tiene que ir y venir de San Sebastián, donde ella reside. Ayer tuvo que asistir en el cementerio donostiarra de Polloe al homenaje de su amigo Enrique Casas, que fue secretario general del PSE guipuzcoano y que murió asesinado, ayer hizó. doce años, pocos días antes de unas elecciones, igual que Fernando Múgica.En esta campaña, Enrique Múgica se siente libre y está diciendo lo que le da la gana.

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Lo están haciendo todos los. socialistas vascos. Son los únicos que se salen del guión electoral del PSOE. Por ejemplo, Ramón Jáuregui lee una carta que muestra la crudeza del terrorismo vasco, y que es lo más antielectoral que uno se puede imaginar, según un especialista, porque "produce desaliento". A él le da igual. Además, discrepa. "Llamé a la movilización social, que es el 50% de la solución al problema del terrorismo", replica Jáuregui.

Los socialistas vascos. están acostumbrados a ver la muerte de cerca. Son ya seis los militantes asesinados por el terrorismo. Y, como ellos dicen, "no es para andarse con chorradas" Muchos de ellos Se saben amenazados, como Txiki Benegas, convertido en blanco principal de ETA. Pero asegura que no va a renunciar a la campaña para nada. Se le puede ver por la Gran Vía. bilbaína repartiendo propaganda; o en Santurtzi participando en una sardinada. Lo que ha cambiado es la vigilancia policial. Se ha redoblado. El presidente Felipe González rara vez habrá contado con tanta protección policial como la que tuvo en Bilbao el. miércoles.

Pero los riesgos son inevitables en una campaña. Hace unos días el propio Alfonso Guerra, vicesecretario del PSOE, tuvo que aguantar un enorme abucheo en Barakaldo. Beasain, Zumárraga, Mondragon, Hemani, Renteria. En estos pueblos, la borrokada no ha renunciado a la bronca. Xabier Arzalluz, presidente del, PNV, ha tenido que salir de un mitin guipuzcoano por la puerta, trasera y una dirigente de EA, Begoña Lasagabaster, fue agredida en Rentería esta semana.

La consigna de los partidos democráticos vascos es no ceder la calle a los alevines de, ETA en esta campaña. Ramón Rubial, presidente del PSOE, lo tiene claro. También Ramón Jáuregui, quien asegura que los partidos tienen que dar ejemplo porque la única manera de vencer al fascismo de ETA es movilizar a la sociedad.

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Algo se ha avanzado en doce años, desde que el terrorismo asesiné a Enrique Casas. Entonces, la respuesta socialista fue emotiva, visceral. Hoy es más serena. Ahí está Enrique Múgica pidiendo el respeto a la ley en todas partes. Jáuregui lo atribuye a que las ideas ahora están claras. "Se trata de perseverar".

Pero una sombra amenaza este proceso. Txiki Benegas y Nicolás Redondo Terreros, como diputados vascos en Madrid, creen que la división de los partidos democráticos o la atribución de responsabilidades a dirigentes 'socialistas en el terrorismo de los GAL, sin pruebas, les colocan en el disparadero de ETA. "Lo que es una bronca partidista en Madrid, aquí es munición para ETA".

Jáuregui piensa en el día siguiente a las elecciones. Cree que gane quien gane tiene que promover un pacto para acabar con la maldición de mezclar la lucha antiterrorista y la bronca política. Y que la recuperación de la unidad de los partidos, como la que hubo entre 1988 y 1992, estimularía a los policías, a los jueces y a toda la sociedad para acorralar a ETA como en 1992.

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