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Emilio Muñoz confiesa que obligó a su esposa a simular la voz de Anabel Segura

Emilio Muñoz Wuadix, de 35 años, exculpó ayer a su esposa, Felisa García Campuzano, de igual edad, de haber participado en el secuestro y asesinato de Anabel Segura (la chica del barrio de La Moraleja raptada en abril de 1993 y hallada muerta dos años después entre las ruinas de una fábrica de cerámica). Ambos cónyuges, padres de cuatro hijos menores de edad, abandonaron en la tarde de ayer las cárceles de Valdemoro (Madrid) y Brevia (Ávila), respectivamente, para ser sometidos a un careo en el Juzgado de Instrucción número 1 de Illescas (Toledo).

Felisa García está acusada de haber suplantado la voz de Anabel Segura en una grabación que fue enviada a los padres de la víctima exigiendo un rescate de 150 millones de pesetas. La juez instructora, Manuela Hernández, sometió a la pareja a un careo para esclarecer varios puntos de sus declaraciones en los que se contradice.Emilio Muñoz admitió ante la juez que "coaccionó y amenazó" a su esposa para que grabase la cinta que fue enviada a la familia para hacerle creer que Anabel seguía viva y poder cobrar el rescate, según declaró al término del careo Piedad Jara, abogada de Felisa.

Piedad Jara pedirá hoy a la juez que decrete la libertad de su clienta por entender que el testimonio de Emilio la exculpa de toda responsabilidad. "Emilio ha confirmado punto por punto la declaración que efectuó en su día Felisa", indicó Jara. Tras su detención, Felisa García señaló que tuvo conocimiento del secuestro y asesinato de Anabel con posterioridad a ambos hechos. Y dijo que puso su voz en una cinta haciéndose pasar por Anabel porque su marido la obligó a ello bajo "coacciones y amenazas". Emilia Zaballos, letrada de Emilio Muñoz, corroboró que su cliente había exonerado de culpa a Felisa. Pero no a Cándido Ortiz, el fontanero de 35 años que también se halla encarcelado por el crimen de Anabel. Según Emilio Mufloz, Ortiz "participó al 50% en el secuestro y asesinato" de Anabel. Tras ser detenido, el pasado mes de octubre, el fontanero culpó a Emilio de ser el autor material de la muerte, que se produjo por estrangulamiento, señaló a la policía.

La abogada de Felisa destacó también que el sumario sigue secreto (es probable que la juez cambie esa situación jurídica el 3 de marzo) y que, por tanto, el juzgado no le ha informado aún de las imputaciones que se ciernen sobre Felisa. Matizó, no obstante, que, tras el testimonio exculpatorio de Emilio hacia ella, la única imputación posible es la de encubrimiento. Es decir, saber que su marido y otro hombre habían secuestrado y asesinado a la chica y no comunicarlo a la policía. Pero la ley, explicó Jara, no obliga a un familiar a declarar en contra de otro.

El careo se inició pasadas las cuatro de la tarde y concluyó dos horas después. Varias decenas de vecinos de Illescas se concentraron a la puerta del juzgado y abuchearon a la pareja a la entrada y salida del edificio judicial.

Dificil situación

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Felisa, quien, según su abogada, atraviesa una difícil situación anímica y está sometida a tratamiento psicológico en la cárcel de Brieva, entró y salió del furgón celular tapándose el rostro con una chaqueta para evitar ser fotografiada.

Los cuatro hijos, del matrimonio viven ahora con su abuela materna en la madrileña barriada de Vallecas. Antes vivían con sus padres en Pantoja (Toledo), a apenas un kilómetro de la extinta fábrica de cerámica entre cuyos escombros fue hallado el cadáver de Anabel. Los niños viven de una ayuda que les ha facilitado la Junta de Castilla-La Mancha. La abogada de Felisa no confirmó ni desmintió que el matrimonio haya iniciado los trámites de separación. Felisa, a través del sacerdote de la prisión, hizo llegar una nota a los padres de Anabel en la que les expresaba su dolor por lo ocurrido.

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