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Un modelo al sur

La iniciativa del Gobierno de Ernesto Zedillo no es nueva en América. El precedente más significativo se encuentra unos miles de kilómetros más al sur, en Chile. La novedad que introdujo el régimen de Augusto Pinochet consistió en hacer convivir el tradicional sistema de reparto con el de capitalización. El primero consiste en que los trabajadores aportan parte de su sueldo a un sistema que, a su vez, cubre a los pensionistas. En el de capitalización, cada trabajador aporta un tanto por ciento fijo de su sueldo (en este caso un 10% si se cubren sólo las pensiones por jubilación y de un 24,60% si se le suman otras como enfermedad, viudedad) a un fondo privado que gestiona el dinero depositado y, posteriormente, le devuelve. Este sistema se completa con la cobertura por parte del Estado de la pensión mínima. De los 4,8 millones de afiliados al sistema de protección chileno actuales 2,8 están en el privado.

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