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Malestar socialista porque el fiscal del Estado no ha actuado contra Damborenea.

Luis R. Aizpeolea

El malestar en el Gobierno y en la dirección del PSOE era ayer manifiesto ante la falta de respuesta por parte del fiscal general del Estado, Carlos Granados, a la petición del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, de querellarse contra. Ricardo García Damborenea, ex secretario general de los socialistas vizcaínos y hoy próximo al Partido Popular (PP), por las graves imputaciones dirigidas el pasado jueves contra el presidente del Gobierno, Felipe González, al que responsabilizó del diseño de la estrategia de los GAL.El pasado viernes, el ministro de Justicia e Interior instó oficialmente al fiscal general del Estado a querellarse contra García Damborenea, poco después de que Felipe González lo anunciara en una rueda de prensa en la que también se comprometió a comparecer el jueves ante el Congreso.

Pese al malestar, la dirección socialista no estaba sorprendida ante lo que ya considera "una nueva inhibición" del fiscal general del Estado, según las fuentes socialistas consultadas. Sería ésta le tercera vez que el fiscal general del Estado no interviene, pese a la petición del Gobierno, tras graves imputaciones contra el jefe del Ejecutivo. Las anteriores fueron, en los meses de diciembre y enero, con motivo de las declaraciones del ex policía José Amedo y del dirigente de Izquierda Unida (IU) Felipe Álcaraz, que acusó al jefe de Gobierno de ser el señor X de los GAL; es decir, su principal responsable.

Argumento del fiscal

En el caso de José Amedo, fue el abogado del Estado Rafael Orbe Cano quien presentó ante la Audiencia Nacional la querella, que fue rechazada posteriormente por el tribunal. El argumento del fiscal, que se opuso a la iniciativa, fue que las declaraciones publicadas estaban precedidas de otras ante la Audiencia Nacional sobre las que aún no había habido decisión.

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La dirección socialista considera que, pese al riesgo de que las querellas se desestimen, el fiscal general del Estado debe mojarse ante acusaciones tan graves contra el presidente del Gobierno.

El propio Felipe González, recordó los precedentes el pasado viernes, cuando anunció que el Gobierno se querellaría, y expresó su confianza en que en esta ocasión, tras las gravísimas acusaciones de García Damborenea, sería diferente.

La sensación de la dirección socialista ante el fiscal general del Estado es de indefensión, sobre todo, en contraste con Eligio Hernández, antecesor de Carlos Granados, amigo de embarcarse en todas las querellas. El vicesecretario general socialista, Alfonso Guerra, pidió a Felipe González, hace un mes, en una reunión de la comisión permanente del PSOE, la dimisión del actual fiscal general del Estado. En esta ocasión el malestar contra Carlos Granados es generalizado en todas las familias socialistas.

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