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Unió quiere que la ruptura con el PSOE sea un hecho antes de las autonómicas

El apoyo global de los nacionalistas catalanes al Gobierno tiene los días contados, a juzgar por las decisiones adoptadas ayer por la dirección de Unió. Esta formación, asociada con el partido de Jordi Pujol en la coalición CiU, quiere que Felipe González anuncie de inmediato las condiciones de una ruptura pactada con CiU y el consiguiente calendario electoral, según fuentes de Unió. De lo contrario, los nacionalistas tomarán la iniciativa de romper con el Gobierno antes de las elecciones catalanas, probablemente en noviembre.

Tanto Unió como sus socios de Convergència dan por terminado su respaldo global al Gobierno de González, iniciado a mediados de 1993, fecha en que el PSOE perdió la mayoría absoluta que tenía desde 1982.'Los democristianos de Unió, más radicales que los convergen tes en sus relaciones con el PSOE, entienden que CiU no debe ir a las elecciones autonómicas -que probablemente se celebrarán el próximo otoño- sin que la opinión pública tenga claro desde bastante antes que el noviazgo PSOE-CiU, está roto.

Convergència Democrática también hace casi dos semanas que da por muerto el idilio con los socialistas. Los convergentes quieren llegar a los comicio

autonómicos libres del lastre electoral que les supondría el mantenimiento del apoyo al Gobierno, pero pretenden evitar que una ruptura traumática ponga en peligro los acuerdos económicos y autonómicos alcanzados hasta ahora con el Gobierno.

El secretario general de Convergència, Miquel Roca, ya reclamó anteayer a González el anuncio de un calendario electoral antes del 17 de julio, fecha en que CiU se replanteará su relación con el Ejecutivo. Si González cumple esta condición, CiU le garantizará la gobernabilidad hasta fin de año.

Otro de los factores que explican las prisas de CiU para que González anuncie los términos de una ruptura pactada es un temor creciente a dos posibles situaciones. La primera, y quizás menos probable, es que González apure la coyuntura bajo la amenaza de convocar las elecciones generales en la misma fecha que el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, convoque las autonómicas. Los nacionalistas no quieren ni oír hablar de esta coincidencia, que a buen seguro les ocasionaría serios perjuicios electorales en beneficio del PP.

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El segundo temor de CiU es que González opte por dar largas en espera de los resultados de las elecciones catalanas. Si Pujol revalidase la mayoría absoluta, sería un argumento objetivo para tratar de convencerle de que el electorado aplaude el apoyo de CiU al Gobierno. Pero si no fuera así, González podría entonces solicitar a CiU el mantenimiento de su respaldo a cambio del apoyo de los socialistas catalanes a un eventual Gobierno minoritario de CiU en Cataluña.

Cinco circunstancias

El líder de Unió, Josep Antoni Duran, sin ser tan explícito, no dejó lugar a demasiadas dudas ayer tarde, al término de una reunión de la dirección del partido democristiano catalán. Duran emplazó al presidente del Gobierno a anunciar públicamente esta misma semana cuándo piensa convocar las próximas elecciones generales, y reiteró la propuesta de su partido de que sean la próxima primavera.

El dirigente de Unió recalcó que actualmente se dan las cinco circunstancias que fijó el último congreso de su partido, celebrado en noviembre del año pasado, para romper con el Gobierno del PSOE. Esas cinco circunstancias son: el incumplimiento de los compromisos con CiU (ley de Costas), la búsqueda por parte del Gobierno de mayorías alternativas para sacar adelante algunas leyes (ampliación del aborto), el deterioro interno del PSOE, los efectos electorales negativos para CiU por su apoyo al Gobierno (municipales de mayo) y la obstrucción de la acción del Ejecutivo a causa del desgaste gubernamental.

A pesar de ello, Duran no reclamó abiertamente la ruptura, sino que se declaró a la espera de las intervenciones públicas de González. Sí fue tajante Duran al sentenciar que, tal como están las cosas, seguir respaldando al Ejecutivo sería tanto como "dar apoyo al desgobierno".

A juicio de la formación democristiana, no es necesario recurrir a las diferencias sobre los Presupuestos del Estado para 1996 -cosa que está haciendo Convergència- para encontrar "una marco de referencia para la ruptura", en palabras de Duran. La dirección de Unió, precisamente, no comparte las críticas de Pujol al severo ajuste presupuestario que prepara el Gobierno para el próximo año. Sí reiteró Duran que si el Ejecutivo lleva adelante el proyecto de ampliación de la ley del aborto, los diputados democristianos le retirarán de inmediato su apoyo.

Pujol, que hoy hará un balance público de sus dos años de colaboración con González, suspendió ayer un encuentro en Alemania con el presidente de Volkswagen al objeto, según fuentes de CDC, de poder presidir la reunión que la dirección convergente celebró ayer tarde.

Los socialistas Pasqual Maragall y Josep Maria Sala acusaron a CiU de lugar a la confusión" y la emplazaron a definirse sobre si está dispuesta o no a seguir apoyando al Gobierno.

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