_
_
_
_

Javier García Obregón, sancionado como sospechoso de 'radiocopiar' en un examen

Antonio Jiménez Barca

La Universidad Complutense ha sancionado al estudiante Javier García Obregón -hermano de la actriz Ana García Obregón, hijo de los propietarios de la constructora JOTSA y marido de la modelo Paloma Lago- tras sorprenderle copiando presuntamente en un examen de Economía mediante el sistema del radiotransmisor. La resolución sancionadora tiene fecha del pasado 16 de junio. El método de radiocopiar en los exámenes ha venido. siendo comercializado desde hace años por un grupo de personas. En la pasada selectividad (véase EL PAÍS del domingo día 25) garantizaban el aprobado por 40.000 pesetas el examen. Y aseguraban que el método era infalible. El utilizado presuntamente por García Obregón -tal vez no era el mismo sistema- resultó defectuoso.El hecho de que Javier García Obregón huyera al ser llamado al orden y no se le pudiese intervenir el audiófono -lo cual permite albergar las dudas suficientes sobre su culpabilidad- ha dejado la sanción académica en sólo un año de inhabilitación para examinarse de la asignatura Historia Económica de España, de primer curso, además de la pérdida de los derechos de matrícula de esa materia. En 1989, la misma universidad excluyó durante un año a la estudiante Cristina Algara, alumna de Derecho, por el mismo motivo: también copió un examen mediante un radiotransmisor; pero, a diferencia de García Obregón, fue sorprendida con las manos en la masa.

El supuesto fraude del estudiante madrileño se produjo el 2 de julio de 1994, durante los exámenes finales de la Facultad de Económicas. Los sudores del alumno, que ocultaba la oreja y el audiófono bajo el cuello de una zamarra -en pleno verano-, alertaron a los profesores que vigilaban la prueba, según contó ayer a EL PAÍS uno de ellos.

Los docentes ya andaban alertados debido a que, a los pocos minutos de empezar la prueba, un hombre al que no recordaban en ninguna clase había entregado sus hojas de examen con cuatro garabatos y había salido del aula inmediatamente, tal vez para sacar las preguntas.

PASA A LA PÁGINA 5

La Complutense sospecha que un cómplice se presentó al examen sólo para sacar las preguntas

VIENE DE LA PÁGINA 1

Los profesores creyeron -y así lo manifestaron en sus declaraciones- que la persona que entregó tan rápidamente el ejercicio había acudido sólo para disponer de las preguntas y salir con ellas a la calle a fin de dictarlas.

"Era una persona de bastantes años y no tenía pinta de estudiante", recuerda uno de los profesores.

Los docentes, conjuntamente, vigilaron con más celo al alumno que sudaba bajo la cazadora. Con el tiempo descubrieron que si ellos tenían una mosca tras la oreja, el estudiante lo que llevaba en la suya era un pequeño audiófono del que salían unos cables a modo de melenilla. Por ahí le llegaban presuntamente a Javier García Obregón las respuestas del examen.

Huir escaleras abajo

Al entregar la prueba, los profesores le pidieron que se identificase y que explicara lo del artilugio; pero no se dio por enterado. Los docentes repitieron, ya a gritos, que aclarase el asunto. Imposible. El estudiante decidió tomar las de Villadiego y huyó escaleras abajo en dirección a la calle, según los detalles que cuenta el citado profesor, y que figuran (sin tanta concreción) en el texto del expediente.

Los profesores trasladaron sus sospechas al Rectorado de la Complutense, y éste abrió una investigación, que ha durado un año entero. Al final, en una resolución tomada el pasado día 16, a Javier García Obregón se le prohibe examinarse de la asignatura de Historia Económica de España. No es ésa la del examen presuntamente fraudulento. La asignatura de la que se examinó hace un año el alumno era Historia Económica Mundial; pero las autoridades de la Complutense comprobaron que García Obregón no se había matriculado este año en esa materia, con lo que no se le podía sancionar con la inhabilitación en ella. "Supongo que no se matriculó en esa, asignagura por vergüenza, porque le conocíamos", explica un profesor.

Este periódico intentó ayer ponerse en contacto en repetidas ocasiones con Javier García Obregón, y dejó grabado en su contestador el motivo de las llamadas, que no fueron respondidas.

El Rectorado, debido a que el estudiante huyó y a que en sus declaraciones ha negado todo lo relacionado con el radiotransmisor, no posee "la certeza inequívoca de que Javier García Obregón estuviese realizando algún tipo de acción fraudulenta". García Obregón también negó conocer a la persona que dejó en blanco el examen.

Sin embargo, la resolución prosigue: "Ha quedado suficientemente probada la actitud huidiza y poco respetuosa del alumno para con los profesores a los que debía las oportunas explicaciornes", reza el texto de la Complutense.

En la resolución también se hace referencia a la persona que entregó el examen en blanco pocos minutos después de que éste empezara: "A los pocos minutos de comenzar el examen, un individuo bajo el nombre de Antonio Díaz, que no consta como matriculado, [entregó la prueba] por lo que se sospecha que fuera alguien relacionado con el alumno García 0bregón".

Otro caso

La espantada de Obregón le trajo en el fondo, buenos resultados. En 1989, la Universidad Complutense expulsó por un año entero a Cristina Algara, alumna de segundo de Derecho, por utilizar un radiótransmisor durante el examen de segundo curso de Derecho Civil celebrado en junio de 1988. La alumna recurrió ante el Tribunal Superior de Madrid, pero el juez confirmó, en una sentencia de 1991, la resolución del Rectorado de la Universidad Complutense.

En la sentencia de este tribunal se especifica que la alumna reconoció, en una nota manuscrita, "haber usado un radiotransmisor" durante la prueba. La confesión continúa: "El nombre de la chica que dictaba era Conchi".

Hay más casos de radiocopiadores descubiertos. Uno de los profesores que estuvo presente el día en que fue descubierto García Obregón recuerda: "Hace dos años pillamos a una alumna que nos rogó que le devolviéramos el radiotransmisor porque, como no lo hiciéramos, iba a tener problemas con los tipos que se lo habían alquilado. Lo curioso es que cuando fuimos a denunciar el caso de García Obregón, el Rectorado de la Complutense nos dijo que era la primera vez que ocurría algo así, que no tenían noticia de otro caso similar". "Estas prácticas son muy viejas, según tengo yo entendido", prosigue el profesor.

A la pregunta de por qué no intentaron los profesores descubrir con las manos en la masa a García Obregón en vez de esperar a que éste terminara el examen, el docente responde: "Yo no tengo ni el carácter ni el trabajo de un policía; mi función es enseñar; además, si yo le hubiera dicho al estudiante que se quitara la zamarra, él podría haberme replicado que no quería, que estaba resfriado o que no le daba la gana, y estaría en su perfecto derecho: por eso esperamos a que terminara el examen", argumenta el profesor de Económicas.

García Obregón tiene un plazo de dos meses a partir de la fecha de la resolución para recurrir ante el Tribunal de Madrid, si no está de acuerdo con lo decidido por el Rectorado de la Universidad Complutense.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_