"La mejor solidaridad y universalidad en el tema ambiental es la acción local"
Martí Boada, geógrafo, naturalista y reconocido especialista en educación ambiental, es, desde el miércoles, el segundo español galardonado con el premio Global 500 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Su nombre pasa a engrosar una larga lista iniciada en 1987, en la que figuran personajes como Chico Mendes, Jácques Cousteau, Gro Harlem Brundtland, World Wide Fun for Nature (WWF), Jimmy Carter, Al Gore o Joaquín Araújo. El premio a Martí Boada se debe a su amplia labor científica y divulgativa, que incluye la publicación de más de treinta libros, además de su participación en innumerables instituciones y entidades relacionadas con la historia natural y la protección del medio ambiente. El premio le será entregado el próximo 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, por el presidente surafricano, Nelson Mandela, en Pretoria. Pregunta. ¿Qué es la educación ambiental?Respuesta. La educación ambiental es simplemente una actitud, una forma de hacer las cosas, un cierto compromiso. En mi caso se ha traducido en un conjunto de publicaciones, a través de las cuales he intentado di vulgar las relaciones entre el medio y el hombre desde una concepción ambientalista.
P. En los últimos tiempos se observa mayor sensibilidad ciudadana alrededor de los problemas ambientales. ¿Comparte esta idea?
R. Es evidente que cada vez se habla más del tema, que hay un incremento de conciencia. Sin embargo, muchos tranquilizan sus conciencias suscribiendo un manifiesto pro-Amazonas o pagando la cuota a la ONG de turno. Se da un globalismo evasivo y a veces frívolo que, en último término, es escapista.
P. ¿Con que herramientas puede combatirse este fenómeno?
R. Estoy convencido de que la mejor manera es disponer de información lo más solvente posible y hacer circular los conocimientos. Una información solvente y bien documentada ayudará a tomar las mejores decisiones y a gestionar mejor la situación, ya sea territorial, ambiental o social. Antes hablábamos de la tendencia al globalismo que se convierte en fórmula para evadir el compromiso. A pesar de lo mucho que se dice en contra de postulados catastrofistas o de teorías alarmistas, existe la percepción de que debemos intentar un cambio. Por mucho que se quiera esconder, sabemos que nuestro modelo de vida nos lleva a una, situación de gran riesgo ambiental. Nunca habíamos tenido unos precedentes tan preocupantes, y los políticos lo saben. Si esta solidaridad que todos proclamamos desde el confort se hiciera extensiva a todos los países del planeta...
P. ¿Cómo concretar la acción ambiental?
R. La mejor solidaridad y universalidad en el tema ambiental es la acción local. Muchas acciones an1ientales empiezan en el mismo hogar. La mejor contribución y solidaridad con el Amazonas o la Antártida es empezar por casa, por la acción doméstica. Ésta es una perspectiva absolutamente coherente.
P. Usted fue director del parque natural del Montseny ¿Es ésta una montaña símbolo?
R. En mi opinión, es un exponente, un buen laboratorio de cómo funciona el modelo actual en una buena fracción de nuestra sociedad. Ésta es una montaña que, con el paso del tiempo, se ha ganado la consideración de espacio verde de la ciudad de Barcelona. Está empezando a ser lo que fue el Tibidabo a principios de siglo, un gran espacio verde que sublima, en cierta forma, los problemas de verde que se dan en el modelo urbano.
P. ¿No le parece contradictorio que se pretenda un macroespacio verde compatible con la definición de reserva de la biosfera para el Montseny?
R. La idea de compatibilizar la protección de los. sistemas naturales justamente en áreas con mayor presión demográfica e industrial es muy interesante. Pero es cierto que, a pesar de que el discurso científico y político a veces es brillante y que la montaña se declaró reserva de la biosfera por la Unesco, su patrimonio biológico está en estos momentos peor que nunca.
