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Los países firmantes de Rio incumplen el acuerdo sobre emisiones de carbono

Pesimismo de los expertos ante la próxima cumbre del cambio climático en Berlín

Desde que se firmó el Convenio de Río, en junio de 1992, la atmósfera ha recibido 9.000 millones más de toneladas de carbono. La concentración de dióxido de carbono es ahora de 359 partes por millón. En conjunto, los gases que calientan la atmósfera y la convierten en un inmenso invernadero atrapan tanto calor como el que generarbín 300.000 grandes centrales nucleares. El Instituto Worldwatch, uno de los organismos que siguen más de cerca el calentamiento global del planeta, dijo ayer en Washington que las perspectivas son sombrías ante la próxima cumbre de Berlín, que comienza a finales de mes y que revisará por primera vez los acuerdos que se firmaron a bombo y platillo en Río.

"Está claro que los avances son muy lentos y que el objetivo de que en el año 2000 las emisiones de dióxido de carbono estén en los niveles de 1990 no va a ser alcanzado, a menos que se tomen medidas drásticas", afirmó ayer en Washington Christopher Flavin, vicepresidente de Investigación del Worldwatch, tras facilitar los datos que justifican el pesimismo. Casi todos los países industrializados y todos los que están en vías de desarrollo han hecho caso omiso de los acuerdos de la Cumbre de Río.Estados Unidos, el mayor productor mundial de C02, concluyó 1994 con niveles de emisión superiores a los objetivos -ya poco exigentes de por sí- fijados para el 2000. El impulso inicial del Gobierno de Clinton se ha debilitado, especialmente desde la victoria electoral de los republicanos en noviembre del año pasado. Todos los países europeos excepto cinco, según el Worldwatch, han suavizado las exigencias previstas en Río, empezando por Alemania.

Las emisiones de China

Francia y Japón proponen ahora estabilizar las emisiones de dióxido de carbono per cápita, de forma que se puedan incrementar si la población de un país aumenta. España figura entre los países que solamente hablan de la necesidad de reducir las emisiones. "Es un poco triste que tres años después de Río estemos aún discutiendo si hay que concretar o no objetivos de limitación", se lamentó Flavin.

El panorama de los países en vías de desarrollo no es mucho más alentador. En ninguno se han adoptado programas serios de reducción de gases y su contribución al calentamiento global -un tercio del total, en la actualidad- está subiendo como la espuma, especialmente en, Asia. El caso de China es el más espectacular: ya ocupa el segundo lugar del mundo en emisiones de gases y, si mantiene la tendencia, desbancará a EE UU en pocos años.

La aparente, indiferencia y pasividad de los gobiernos ante el debate científico sobre las graves consecuencias del calentamiento global -cambio climático, fuertes sequías, inundaciones, crecimiento del nivel de los océanos, alteración de las cosechas- tiene su contrapunto en los nuevos grupos que se movilizan por la dimensión de los riesgos que corren. Aterrados ante la perspectiva de la elevación de los mares, treinta países han formado la Alianza de los Pequeños Estados Insulares, que se ha convertido en el grupo de presión más serio y mejor organizado en favor de reforzar las exigencias del Convenio de Río.

Además de organismos de protección del medio ambiente alemanes, en amente a Al corrosivo. Todo el material fue inmovilizado por orden del Juzgado de Instrucción número 5. Eldelegado provincial de Medio Ambiente, Martín Soler, atribuyó la operación de esta red a la rigidez de la legislación alemana, que obliga a reciclar todas las basuras y encarece la reutilización de ciertos productos. "Resulta más barato traerlos a España y verterlos ilegalmente", señaló. La Administración autónoma ha abierto un expediente para aclarar este presunto delito ecológico, al margen de lo que dispongan los tribunales. La Junta de Andalucía se ha dirigido al Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Amy de centros de investigación como el Instituto Worldwatch, dos nuevos grupos estarán presentes en la Conferencia de Berlín: el sector de las empresas aseguradoras, que se arriesgan a la quiebra en caso de asumir los gastos provocados por catástrofe naturales o derivadas de cambios climáticos, y la incipiente- industria de energías renovables que explora alternativas solares o eólicas.

Medidas modestas

A pesar del pesimismo de Christopher Flavin -"podemos esperar poco de la reunión de Berlín"-, el vicepresidente del Worldwatch cree que se pueden dar pasos adelante y propone un conjunto de medidas "relativamente modestas, pero que podrían tener algún impacto significativo". La comunidad internacional debería despejar las dudas sobre los objetivos para el año 2000 en cuanto a la limitación de emisiones de gases y prever sanciones económicas para los que no cumplan lo acordado, llegando incluso a la expulsión del Convenio en caso de desprecio sistemático. En segundo lugar, habría que establecer un mecanismo internacional de mediciones les independientes en los anua. 25 países que más C02 emiten. Tercero, preparar programas que sirvan como modelo de eficacia energética para industrias y hogares. Cuarto, reorientar los préstamos del Banco Mundial para que no beneficien a instalaciones contaminantes -las de petróleo y carbón son las que más C02 producen- Y quinto, dotar de presupuesto a proyectos internacionales que desarrollen sistemas eficientes de energía.

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