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Los 'violadores del portal', procesados por la mayor serie de ataques sexuales

Jan Martínez Ahrens

El caso de los 'violadores del portal' ha pulverizado los más negros cálculos policiales. Tras 15 meses de instrucción, el juez Carlos Valle imputa a Pablo Manuel García Ribado, mecánico de 25 anos, y a Antonio Barroso Mingo, vigilante de 24, la mayor serie de delitos sexuales jamás registrada en Madrid: 50 ataques con violaciones, agresiones, tocamientos, lesiones y robos. En todos ellos, a tenor del escalofriante relato judicial, participó García Ribado -en 19 ocasiones solo-.La estela de esta pareja se extendió de Nochebuena de 1990 a octubre de 1993, cuando fueron detenidos -momento en el que la policía sólo les atribuyó 23 violaciones- Durante ese tiempo, siempre según el auto de procesamiento, no hubo límite para los acusados. Jóvenes, maduras e incluso una menor; a solas o en parejas, las mujeres eran asaltadas, amenazadas y forzadas por ambos compañeros, una, dos y hasta tres veces. También les robaban. No importaba el botín: valían unas pesetas, un abrigo de visón, un frasco de perfume o una tarjeta de crédito.

Todo un compendio del horror que judicialmente ha quedado expresado en el procesamiento de García Ribado por los delitos de violación -44 consumadas y tres intentos-, agresión sexual -un total de 6- y robo -39 con violencia y dos con lesiones-. A su compinche Barroso Mingo se le imputa 29 violaciones consumadas y tres agresiones sexuales, 24 robos con violencia y uno con lesiones, además de un delito de tenencia ilícita de armas y dos de utilización ilegítima de vehículo. La investigación judicial aboca así en la apertura de macroproceso por violación, que medios judiciales y de la Asociación de Mujeres Violadas consideran será el mayor registrado en España. Este, periódico trató sin éxito de recabar la versión de los letrados de la defensa.

El primer ataque se perpetró la Nochebuena de 1990. La víctima fue abordada en su portal a las 4 de la madrugada. Le taparon la, boca. Fue forzada vaginalmente por ambos. Después le robaron 7.000 pesetas. García Ribado, siempre según el auto de procesamiento, la volvió a violar. Escaparon. A partir de esa fecha se desató la mayor espiral de violencia sexual conocida en Madrid. Los ataques, en principio esporádicos, aumentaron su frecuencia, hasta llegar a su tope en 1993. Por ejemplo, en enero de ese año llegaron a perpetrar una violación cada tres días. Y en junio, incluso dos diferentes en menos de 24 horas.

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Los 'violadores del portal' se niegan a ser examinados por psiquiatras

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Sobre su brutalidad hablan ciertos detalles del auto de procesamiento: como cuando García Ribado, tras violar y robar, le dijo a la víctima que se marchaba porque le daba pena". En los robos que acompañaban a las agresiones arrebataron, en muchas ocasiones, la calderilla. Ambos tenían empleo estable: García Ribado trabajaba de mecánico, y Barroso" de vigilante.

Asaltaban de noche, entre las once y las cuatro de la madrugada en los portales -fundamentalmente de los barrios de La Estrella, Buenavista, y Ventas- Alegaban, según la reconstrucción policial, carecer de llave.

Más de una vez, la mujer ya había entrado y cerrado. Usaban pistola o navaja. Violaban en el, ascensor, en el sótano, en él cuarto de calderas, en la escalera, en el rellano e incluso en las casas, de las víctimas. Tantas veces lo hicieron que, siempre según la policía, en sus ataques repetían frases, amenazas.

Pese a estas reiteraciones, las víctimas apreciaban diferencias. Grueso, de estatura mediana. y pelo castaño oscuro, García Ribado, el hombre que ha superado supuestamente a los más conocidos violadores de la historia española, desplegaba una gran agresividad. Su compañero Barroso, más alto y de pelo negro, mostraba un gran aseo y cuidado.

Sin antecedentes

Ambos carecían de antecedentes. Este hecho dificultó las pesquisas. La policía, aunque desconocía la dimensión del caso, llegó a investigar infructuosamente a más de 300 sospechosos, a desplegar durante meses agentes cebo por las calles, a fatigar a los confites (confidentes).

La pista final llegó en la madrugada del 11 de octubre de 1993 en la calle de Lope de Rueda. La policía, en un control de rutina, paró a García Ribado. Un detalle saltó a la vista de los policías. Sus uñas estaban negras de suciedad, hecho que muchas víctimas, pese al estrago, recordaban y atribuían al violador más agresivo. Anotados sus datos, la policía le dejó marchar. Durante el seguimiento se descubrió que trabajaba en un taller mecánico -de ahí la negrura de las uñas- Además, visitó a Barroso, guarda de seguridad en unos laboratorios. Fueron detenidos el 14 de octubre. Los reconocimientos de las víctimas se sucedieron. En un principio, la Brigada de la Policía Judicial de Madrid atribuyó a los denominados violadores del portal un total de 23 ataques, lo que ya convertía el caso en uno de los más graves que habían pasado por sus manos.

La posterior investigación judicial ha desbordado cualquier previsión policial. El juez Carlos Valle, a partir de los reconocimientos, les ha imputado 50 ataques. Para asegurar las responsabilidades pecuniarias que pudieran imponerse a los acusados, el magistrado fijó en el auto de agosto una fianza de 200 millones a cada uno.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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