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LIGA DE CAMPEONES

La derrota desata la ira de Johan Cruyff

Robert Álvarez

El Barcelona no sabía lo que era perder desde el 2 de octubre. Ayer se reencontró con la derrota más amarga. El prestigio europeo que los azulgrana se habían ganado a pulso con el soberbio partido ante el Manchester en el Camp Nou quedó hecho añicos. Johan Cruyff lo había repetido hasta la saciedad en los días previos al partido. Dijo que veía el peligro, que le daba miedo la rutina, que le aterrorizaba la relajación. No se equivocó.Las consecuencias de la derrota son imprevisibles y abren la puerta de la crisis en la entidad azulgrana. No sólo se ha roto una excelente racha de siete partidos sin perder. El técnico holandés, terriblemente enfadado, criticó duramente al equipo -especialmente se ensañó con el búlgaro Hristo Stoichkov- y no cerró la puerta a la oferta que le ha realizado el empresario Ali Sin, candidato a la presidencia del Fenerbahce, cuarto en la Liga turca.

Cruyff resumió con una frase su radiografía del partido: "En el fútbol no se puede ir así por la vida". El técnico dijo que la clave del partido fue que su equipo quiso jugar un fútbol de lujo, sólo al toque, cuando el estado del campo no lo permitía: "Se debía trabajar atrás, pero los de delante tampoco han recibido ni un buen balón".

Cruyff defendió a Romario cuando se le preguntó si hizo demasiadas filigranas con el balón: "Ha marcado su gol aprovechando un fallo de defensa, casi todas las pelotas han pasado por él. No puedo quejarme de Romario, está atento". Y el técnico perdió los papeles cuando un informador le planteó el fallo cometido por Busquets en el segundo gol:

¿Cómo coño te pasa por la cabeza preguntar por un jugador que ha tenido un buen partido como éste? Se ha caído atrás porque no tenía un pie de apoyo como todo el mundo".

El defensa azulgrana Ronald Koeman se quejó de que hubieran vuelto a tropezar en la misma piedra: ya perdieron de la misma forma y por el mismo resultado en el campo del Gotemburgo, dejaron escapar un punto en Manchester y los dos de ayer en Turquía. "No es la primera vez. Y bueno, existe mala suerte en la vida, pero no tanta. Es culpa nuestra".

El guardameta Carles Busquets, que no había visto las imágenes de televisión, confiaba en que el balón no hubiera atravesado la línea de meta. "Creo que no la ha superado. Yo sí que entro en la portería, pero alargo los brazos para salvar el gol". Cuando supo que las imágenes de televisión eran definitivas, Busquets se resignó afirmando: "Ahora sólo quiero pensar en el partido del Sevilla, en el próximo contra el Deportivo [dentro de dos jornadas] y en el Gotemburgo. A ver si ganamos o empatamos".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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