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La pizarra de Floro acogota al Madrid

Caminaba el partido cansino hacia unas tablas de impotencia, la inflada comparación Valdano-Floro condenada a resolverse una vez más en las barras de los bares, cuando un zapatazo de Sanchis en las postrimerías acabó convertido en gol y, parecía, en balón de oxígeno para Valdano y su Madrid. Pero Floro no había escrito la última línea en su pizarra. La tantas veces criticada jugada ensayada -un córner abierto en busca de la volea- cuajó en el gol del empate. Un encuentro que se resolvió en un barullo táctico de 80 minutos concluyó en 10 minutos de garra, de 10 contra 10 (hubo un expulsado por bando). Y con ello, la Liga que empieza a estirarse. Porque, contemplando ya a los demás, con un punto más, está el Deportivo.Inmunes parecen los hombres de Arsenio. Los problemas que infectan a todos los favoritos -rebeliones de extranjeros, lesiones, arbitrajes polémicos- no parecen afectar al colectivo gallego, que ayer sudó tinta pero fue capaz de remontar un temprano gol del Racing en el Sardinero. Sin extranjeros y con Salinas marcando.

Oxígeno de verdad es el que recibió Pacho Maturana de los pies de Kiko y Caminero. El técnico colombiano ha empezado a apreciarlo que significa de verdad sentarse en el banquillo del Manzanares bajo el aliento incontenible de Jesús Gil. Ya en la tercera jornada el partido frente a la Real Sociedad tenía carácter de final, con un ultimátum coleando. Lo resovió con dignidad y abandona la vergonzante cola de la clasificación.

Una cola que también empieza a aclararse y a la que se están aclimatando, sobre todo, el Logroñés y el Valladolid, los dos únicos equipos que a estas alturas han sido incapaces de marcar un gol. Mientras Espárrago sigue dando margen a la confianza, el cuestionamiento de Paunovic continuará.

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