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La inversión pública cae desde 1991 y se sitúa por debajo del 5% del PIB prometido por el PSOE

Andreu Missé

La inversión del conjunto de las administraciones públicas (Estado, Seguridad Social, comunidades autónomas y corporaciones locales) ha disminuido un punto del producto interior bruto (PIB) en los últimos cuatro años. El peso de la inversión pública global -incluida Renfe- en relación con el PlB ha caído del 5,46% de 1990 al 4,45% previsto para 1994. En los primeros cuatro meses de este año, la licitación de todas las administraciones públicas ha descendido un 18% sobre el mismo periodo de 1993. Todo ello supone un claro incumplimiento del compromiso del PSOE en las pasadas elecciones, de los presupuestos de 1994 y del plan de convergencia de 1992.

Este incumplimiento se agudizará en los presupuestos de 1995. El Gobierno está barajando una congelación o incluso disminución del gasto en inversiones en términos nominales, lo que supondría situar esta partida en torno al 4% del PIB. La idea de que la inversión pública -popularmente identificada con las grandes obras de infraestructura, como las autovías y los acontecimientos de 1992- ha registrado una fuerte expansión en los últimos años es negada por las cifras.La realidad es que este capítulo ha disminuido tanto en términos relativos como absolutos. La inversión pública del conjunto de las administraciones públicas y Renfe ha caído de los 2,99 billones de pesetas de 1991 a los 2,83 previstos para 1994.

Si se excluyen las obras de Renfe, la inversión pública en 1994 se situará en el 4,29% del producto, interior bruto. Hay que recordar que el compromiso de que las inversiones públicas alcanzasen el 5% del PIB era uno de "los cuatro grandes principios" de la política presupuestaria del plan de convergencia de 1992.

El año pasado, el programa electoral socialista volvía a reiterar la misma promesa. "El PSOE tiene el propósito de mantener la inversión del sector público en torno al 5% del PIB, contando con el respaldo de la ayuda estructural comunitaria". La realidad es que la ayuda de la UE será mayor a la prevista después de que el Gobierno español consiguiera la creación del Fondo de Cohesión y la duplicación de los fondos estructurales europeos.

Asimismo, el presupuesto del Estado de 1994 fijó un aumento de la inversión pública del 11,9%, superior al crecimiento nominal del PIB. Pero este incremento sobre el papel se convierte en un descenso real del 3,3% si la comparación se efectúa con la ejecución del presupuesto anterior.

Una política de reducción del peso de la inversión en el PIB sólo supondría un recorte nominal del gasto, pero no tendría ningún impacto en la disminución del déficit público. Por otra parte, y según un estudio del Ministerio de Obras Públicas, de cada 100 pesetas invertidas en infraestructuras, al menos 35 vuelven a la Hacienda pública.

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