_
_
_
_

El taxista que llevó al atracador Vilariño apoya la versión policial

Varios testigos que declararon ayer en el juicio a los policías José María Pérez Gutiérrez, Abelardo Martínez García y Jaime Ignacio Cabezas -miembros de la denominada mafia policial- por el presunto asesinato del atracador Antonio Vilariño corroboraron en parte la versión de los procesados. La principal testigo de cargo, Paloma Suárez Puñal, la mujer que iba con Vilariño en el taxi cuando éste recibió los disparos de los policías, no acudió a declarar.El testimonio del taxista que transportaba a la pareja cuando el vehículo fue interceptado por los policías, el 6 de octubre de 1983, cerca del Museo del Prado, corroboraría la versión policial de que el atracador disparó contra el inspector Pérez Gutiérrez antes de que éste le disparara tres veces. La fiscal y las acusaciones tratan de demostrar lo contrario: que Vilariño fue acribillado fríamente en el asiento trasero del taxi.

El taxista José Luis Esteban Rubio declaró que estaba sentado al volante cuando oyó un golpe fuerte "como de cerrarse una puerta" y después alguien le apuntó con una pistola a la cabeza y le dijo que saliera del coche. El taxista dijo que había oído "dos disparos y uno un poco después". Luego convino que las dos primeras detonaciones fueron "consecutivas" y no "simultáneas", pero no pudo recordar si una fue más fuerte que otra. Hasta aquí, el testimonio servía a la versión de la acusación: tres disparos del revólver 3,57 Mágnum de Pérez Gutiérrez, cuyo mayor calibre no habría podido tapar un disparo de Vilariño.

Pero a preguntas de los defensores el taxista precisó que había apreciado "un sonido diferente" entre los dos primeros disparos.

Uno de los defensores le preguntó si pudieron haber sido cuatro disparos. "He dicho tres porque ustedes han preguntado por tres, pero estoy porque eran cuatro".

Dos cirujanos del hospital Gregorio Marañón también corroboraron la versión de los policías de que Vilariño llevaba una pistola en los calzoncillos. "Venía esposado a la camilla. Nos llamó la atención que tuviese un disparo en la bragueta, porque no tenía sangre. Al quitarle el slip vimos que llevaba una pistola, con un balazo que deformó la culata", dijo el doctor José Manuel Infante.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_