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Compás de espera

Las campañas, como las vueltas ciclistas, tienensu ritmo, sus etapas de montafia con discursos duros, sus etapas contrarreloj con debates cara a cara y sus etapas de transición en las que los candidatos recuperan fuerzas mientras controlan que no se mueva mucho la cabeza del pelotón. En el equipo popular, la proximidad de la meta y la ventaja en las encuestas han reducido la tensión inicial de los líderes, aunque la fatiga también comienza anotarse en los candidatos. José María Aznar, que renunció el pasado lunes a una prevista jornada de descanso, acusaba el martes en Jerez de la Frontera el cansancio acumulado en esta gira. La frescura de la tarde jerezana -la reunión se celebró al aire libre- era poco propicia para los ardores guerreros. Además la derecha jerezana, uno de los públicos menos mitineros de la campaña, escucha y aplaude lo justo. Debe de ser una cuestión de estilo. El respiro jerezano le puede permitir coger aire para el sprint final, que comenzó anoche con el mitin de la plaza de Valencia y que culminará el viernes en la de Las Ventas de Madrid.Aznar, que improvisa sus discursos sobre un guión de seis o siete mensajes esenciales, ha comenzado ya a introducir la idea del deber cumplido. Sus apelaciones al voto útil, a que todos los sectores centristas se sumen a la previsible victoria de su partido en las elecciones europeas, las acompaña de un silencio despectivo por los ataques que recibe desde las filas socialistas. Parece sentirse a gusto de como está saliendo la campaña, de ofrecer una imagen de moderación y centrismo, de poder acusar a sus adversarios de hablar sólo del pasado, incluso cuando crítican a Izquierda Unida. Aznar se ha fijado tres objetivos estratégicos: llevar el Partido Popular hacia el centro, convertirlo en una alternativa al PSOE y hacer de él un partido de Gobierno. En el círculo de colaboradores más próximo del presidente del Partido Popular se considera que esta camapaña electoral va a hacer avanzar estos objetivos gracias, en parte, a que los socialistas están haciendo una campaña errática, sin conseguir situar ningún mensaje en la opinión,pública. Llegar al fin de semana sin cometer errores., manteniendo el tono de moderación, hablando de programas alternativos, ensayando ya una futura campana por la presidencia del Gobierno, parece ser la consigna del momento.La única preocupación observable en las filas conservadoras es que Felipe González consiga agrupar a gran parte del voto de izquierda para frenar el avance del PP. Aznar intenta salir al paso con su idea de que en estas elecciones no se dilucida impulso entre la izquierda y la derecha", que, en su opinión, es "una dialéctica completamente superada", una tesis muy querida por todos los conservadores del mundo. Regeneración, esperanza, dignidad, honradez, gobierno por encima de los intereses partidarios, dar un sentido nacional a la política española son los conceptos que maneja de una forma reiterada Aznar en este tramo final de campaña.En los mítines, Aznar cita a Cervantes cuando recomiénda tener "lengua queda y ojos listos"; Celia Villalobos, a Gabriel Celaya -"a la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo"-, y Javier Arenas presenta a Rosa Valenty, la vedette que apoya su candidatura. Son tres estilos, y en política hay que cubrir todos los flancos. Con Cervantes, Celaya y Valenty, esta derecha está dispuesta a aprovecharlo todo.

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