El regreso de un histórico
Con su designación como sustituto de Solchaga en el grupo parlamentario, Joaquín Almunia termina la travesía del desierto que inició cuando en 1991 dejó la cartera de Administraciones Públicas. Desde la celebración del 33º Congreso del PSOE, su nombre ha estado en todas las salsas internas: desde su posible nombramiento como secretario de organización, en sustitución de Benegas, hasta recalar en la ejecutiva volviendo a ocuparse, como hizo hasta 1982, de la secretaría de Estudios y Programas.La significación política de Almunia ha estado marcada en los últimos años por su beligerante postura en el conflicto interno del PSOE como integrante del clan de Chamartín. Crítico con la dirección que entonces llevaba las riendas del partido, Almunia decía en noviembre de 1990 que "el guerrismo no tiene patrón ni rumbo ni futuro". Después se distinguió por su actividad en defensa de Joaquín Almunia nació en Bilbao el 17 de junio de 1948. Estudió Derecho y Ciencias Económicas en la Universidad de Deusto. Ingresó en el PSOE en 1974, y entre 1976 y 1979 fue asesor económico de UGT. También ha sido miembro del comité federal de UGT y ha ocupado el cargo de secretario de Política Sindical del sindicato.
Diputado por Madrid en 1979, fue ministro de Trabajo y Seguridad Social del primer Gobierno socialista, hasta 1986, año en que fue designado titular de Administraciones Públicas. En este departamento permaneció hasta marzo de 1991.
De su mandato al frente de Trabajo cabe destacar la reforma del Estatuto de los Trabajadores, la Ley de Libertad Sindical y la aprobación de la semana laboral de 40 horas. Entre sus medidas más impopulares esta la Ley de Pensiones, que desencadenó la primera huelga general, el 20 de junio de 1985, la dimisión de Nicolás Redondo como diputado por el PSOE y la crisis entre el partido y el sindicato.
