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Tribuna
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Jaque al Alfil

El acoso al que está sometido el teatro Alfil define el nivel de transigencia y cooperación del Ayuntamiento con la cultura.Como decía León Felipe: "Yo sé muy pocas cosas, es verdad / pero me han dormido con todos los cuentos... / y sé todos los cuentos".

El cuento del Ayuntamiento también me lo sé, es: "El cuento de la ley". Nos dice: "Con la ley en la mano, hay que cerrar el teatro Alfil porque no cumple la normativa". Pero no nos dicen, señores concejales, señor alcalde, que con la ley en la mano habría que cerrar más del 90% de los grandes almacenes, hipermercados, bares, templos, cuarteles y, por supuesto, el propio Ayuntamiento, que, como ustedes saben, no tiene los papeles en regla.

Entonces, ¿por qué comenzar por el teatro Alfil? Muy sencillo, por la gente que está detrás de él. ¿Cuántos votos salen del teatro Alfil para el actual gobierno del Ayuntamiento de Madrid? Sé que es un dato que ignora el partido municipal, y por eso se lo doy. Pues bien, entre la dirección del teatro, los accionistas, los actores y el público que pasa por allí al cabo de 10 años, puede que junten dos o tres votos. Ya sé que no es el motivo del cierre, es sólo por presentar un dato.

Uno a veces se preocupa: ¿ por qué no colaborará el Ayuntamiento para evitar que el Alfil cause molestias a los vecinos? ¿Creen que ese teatro es el gran problema de Madrid? ¿Qué tal va la recogida de basuras? ¿Qué se siente al gobernar la ciudad con más mierda de Europa? ¿Por qué no la recogen toda y se la echan encima al Alfil? (así matarían dos pájaros de un tiro). ¿Cerrarían ustedes iglesias, cuarteles, aeropuertos, estaciones de tren, si fueran molestos para los vecinos? -

Es mejor vivir en armonía. Buscar soluciones, no argumentos para la represión. En definitiva: colaborar. Ayuntamiento y ciudadanos. Evitar revanchismos, rencores, fobias, prejuicios y, sobre todo, la intransigencia y crueldad de las que hacen alarde las autoridades con demasiada frecuencia. Sé que para algunos que no tienen costumbre es difícil así, de repente, cambiar de talante, pero esfuércense. Ese esfuerzo, simplemente el esfuerzo, les convertirá en políticos más honestos y, además, en mejores personas.

Somos muchos y, nos guste o no, todos tenemos que vivir aquí.

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