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El funcionamiento de la nueva PAC abre la puerta a un acuerdo sobre Blair House

El buen funcionamiento que ha tenido la nueva Política Agraria Común (PAC) en su primer año en vigor va a ser una buena herramienta en favor del cierre definitivo de las negociaciones agrícolas entre Europa y Estados Unidos, conocidas como los acuerdos de Blair House. Este es el mensaje lanzado ayer por el comisario luxemburgués. René Steichen, responsable de la política agrícola y del desarrollo rural de la Comisión Europea.Steichen quiso así zanjar los comentarios aparecidos en las últimas semanas, que sostienen que las cosechas de 1993 son semejantes o superiores a las de 1992, de lo que deducen un fracaso de la nueva PAC, cuyo principal objetivo es reducir los enormes excedentes subvencionados de la agricultura y la ganadería europeas. Según Steichen, esa es una interpretación "simplista" ya que no tiene en cuenta que 1992 fue un año muy negativo desde el punto de vista climático, a diferencia de 1993, un año de grandes cosechas.

Según las cifras facilitadas ayer por el Comisario luxemburgués, en 1991 la producción de cereales se elevó a 180,7 millones de toneladas, en 1992 cayó a 168 millones y este año ha quedado en 164,7 millones, frente a los 166 millones de toneladas previstos en el momento de la reforma de la PAC. Pero, advirtió, estos 164,7 millones de toneladas habrían sido 181 millones sin las reducciones de producción aportadas por la nueva política agraria común.

El desmentido de la Comisión a un hipotético mal funcionamiento se produce pocas horas antes de que norteamericanos y europeos abran hoy en Bruselas un diálogo crucial para alcanzar un acuerdo sobre Blair House y cerrar definitivamente el capítulo agrícola de las negociaciones del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) y favorcer así el final de la Ronda Uruguay el 15 de diciembre.

Europa, por su parte, siempre ha exigido que cualquier acuerdo en el marco del GATT sea compatible con la nueva PAC, y para defender ese argumento necesita también demostrar que la nueva política agraria común funciona y sirve para reducir su capacidad de producción.

El retraso en las negociaciones del GATT ha permitido a Europa tomarse un año adicional de transición, ya que aunque se alcanzara un acuerdo definitivo este año, sus efectos no empezarían a ser efectivos hasta el 1 de enero de 1995, señaló el comisario. Sin embargo, advirtió que 1994 y 1995 serán años presupuestariamente difíciles al ser todavía un periodo de transición en el que coinciden los últimos efectos de la vieja PAC y las primeras consecuencias de la nueva.

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