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NECROLÓGICAS

Jean Déjeux, humanista

Un hombre humanista ha muerto. La vida austera de Jean Déjeux en la congregación de los Padres Blancos en las ciudades de Túnez, Argel y París fue el escenario, durante 40 años, de un estudio minucioso, sabio, prudente, dedicado a dar a conocer la literatura magrebí de grafía francesa. Literatura que se encontró ante la paradoja de escribir no en lengua árabe sino en lengua francesa teñida con la belleza de las raíces profundas arabobereberes, judías, y del glorioso pasado andalusí. "¡Era nuestra memoria!", dijo con emoción el escritor argelino Mahomed Kacimi, aunándose a la pena que siempre la muerte deja. El corazón activo de Père Déjeux, que vivió con un gran compromiso intelectual, dejó de latir de repente, en el metro parisino de Saint-Germain-des-Près, a las 16.30 de hace unos días.Desde su primera obra, La poésie algérienne a nos jours (1963), hasta su reciente y magistral Maghreb, littératures de langue française (1993), su pluma de pulso recto -dirigida por una mano generosa tatuada por el Magreb- ha consagrado no menos de 18 títulos, entre los que destaca la obra del argelino Mohamed Dib. En su cálida y vasta obra de investigación, basada en una encuesta histórica y sociológica para situar con precisión los testimonios en contextos ideológicamente diferentes, no sólo llama la atención la amplitud del espléndido corpus consultado, así como una reflexión objetiva, sino el íntimo acercamiento al Otro y a la Verdad, demostrando que la alteridad es primero conocerse y aceptarse a sí mismo para luego tratar de comprender al Otro, pues parte del Otro está en nosotros.

Jean Déjeux, conferenciante mimado por las universidades europeas, africanas y canadienses, fue miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar, profesor del Centro Internacional de Estudios Francófonos de la Universidad París-IV de la Sorbona y del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales. Su fina mirada, su pronta palabra, su rostro franco de valeroso guerrero (herido y condecorado en la guerra de Italia), su humanismo, su entrega al servicio de la investigación y la enseñanza, son todo un ejemplo de sabiduría y de humildad para quienes le conocieron y tuvieron el honor de su amistad.-

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