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Explota un cohete de EE UU con un satélite secreto estratégico para su red de espionaje

El cohete Titán IV, que llevaba un satélite espía secreto, un avanzado y costoso artefacto de la red de reconocimiento espacial de EE UU, explotó el pasado lunes poco después dellanzamiento en la base de la Fuerza Aérea de Vandenberg (Califomia). Los expertos consideran que es el accidente espacial más caro desde el desastre del Challenger, y que deja un agujero en la red de satélites espías estadounidenses. La catástrofe ha costado unos 2.000 millones, de dólares (300.000 millones de pesetas), según John Pike, de la Federación de Científicos Americanos, de Washington.

Los oficiales de la Fuerza Aérea no han querido identificar el satélite que iba a bordo del cohete, pero John Pike, analista de seguridad nacional, afirma que el Titán llevaba un satélite de imagen-radar Lacrosse, uno de los artefactos más secretos, avanzados y caros de la red de reconocimiento espacial de Estados Unidos. "Entre el coste del cohete y el del satélite ha sido un accidente de 2.000 millones de dólares", dijo Pike. "Por el coste de este accidente, todo el mundo en América podría ver la película Parque Jurásico -, añadió.Los responsables de la base de Vandenberg estiman que sólo el coste del cohete y su lanzamiento es de unos 200 millones de dólares (unos 30.000 millones de pesetas), pero no han querido hacer comentarios acerca del satélite y su coste. La Fuerza Aérea utiliza el Titán, un cohete de 65 metros de altura, para poner en órbita cargas pesadas desde el accidente del Challenger, en 1986, como la alternativa más fiable al transbordador espacial tripulado. El lanzamiento del pasado lunes era el séptimo desde 1989. -

El cohete se lanzó a las 15.59 hora local y explotó dos minutos después, cuando estaba sobre el océano Pacífico, a casi 100 kilómetros de la costa de California. "El despegue fue normal, y todo parecía ir bien durante 100 segundos", ha declarado el mayor Billy E. Birdwell, director de relaciones exteriores del Ala Espacial 300 de la Fuerza Aérea. "La explosión se produjo antes de la separación de los motores de combustible sólido de la primera etapa del cohete. Instantes después no quedaba nada, excepto fragmentos cayendo al océano". La Fuerza Aérea no sabe aún a qué se debió el accidente.

La pérdida del satélite deja un hueco importante en la red de espionaje espacial de EE UU en un momento en que la CIA y el Departamento Nacional de Reconocimiento, que gestiona la red secreta de satélites, han estado intentado evitar los recortes presupuestarios a su programa de vigilancia espacial, ha comentado Pike.

El coste anual de esta red de satélites es secreto, pero los expertos estiman que es superior a los 6.000 millones de dólares (casi 900.000 millones de pesetas). Expertos civiles en temas espaciales afirman que al menos un Lacrosse fue puesto en órbita, en 1988, mediante un transbordador, y creen que debe estar ya cerca del final de su vida operacional.

El satélite destruido el lunes era su sustituto. "En términos de capacidad global de inteligencia, no es una pérdida fundamental", ha dicho Pike. "Todavía tenemos el doble de satélites de imagen de los que teníamos cuando la Unión Soviética invadió Afganistán (en 1979) y, además, son mucho más eficaces. Estamos obteniendo diariamente 10 veces más imágenes desde el espacio hoy que durante la guerra fría", comenta este experto.

Entre nubes o vegetación

Los Lacrosse, alimentados por enormes paneles solares, utilizan radares especiales en vez de cámaras para registrar cientos de imágenes detalladas cada día a través incluso de las nubes, por densas que éstas sean, vegetación o en completa oscuridad. Esta tecnología, denominada radar de apertura sintética, es tan sensible que puede penetrar en arena o en sedimentos para descubrir estructuras enterradas bajo la superficie, como silos de misiles o fortificaciones subterráneas, explican los expertos.Las imágenes que se logran desde el satélite tienen suficientes detalles para que los analistas identifiquen aviones en una pista, vehículos militares en un convoy o portamisiles móviles.

Copyright Los Ángeles Times

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