_
_
_
_

El pleno sólo tuvo un conflicto en la calle

El verano ha dejado prácticamente desierto el protestódromo del Partido Popular. Al final de mes, coincidiendo con el pleno municipal, los colectivos que se sienten agraviados por el gobierno municipal acuden a la plaza de la Villa a acompañar la reunión de los concejales con sus gritos de protesta. Y sin lista de espera. En ocasiones, los trabajadores -propios o ajenos- con conflictos laborales se mezclan con vecinos pendientes de realojamiento o con los afectados por algún plan municipal.Días hubo en los que los alrededores de la plaza consistorial parecían un fortín de vallas y perros policía. Ayer, sin embargo, sobraba protección: un puñado de faroleros compuso la única y discreta protesta del mes.

Más información
La oposición, incrédula ante el Plan General del PP

En concreto, los empleados de una de las cuatro contratas de alumbrado público de Madrid se concentraron para exigir responsabilidades al pleno del Ayuntamiento en la huelga que mantienen de forma indefinida desde hace 29 días. El comité de huelga solicitó, sin éxito, la mediación del alcalde, José María Álvarez del Manzano; del concejal de Infraestructuras, Enrique Villoria, y de los ediles de los distritos afectados (San Blas, Barajas, Ciudad Lineal, Salamanca, Chamartín y Hortaleza) para solucionar el conflicto.

Tanto Villoría como los concejales de San Blas y Chamartín, Isaac Ramos y Miguel Cantos, proyectaron sospechas de sabotaje sobre los huelguistas porque las farolas de calles enteras estén apagadas. La protesta de ayer tampoco obtuvo resultados: ni el pleno del Ayuntamiento trató el problema ni la empresa ha convocado nuevas negociaciones.

Los 70 trabajadores que velan por el funcionamiento de las farolas de seis distritos de Madrid exigen mejoras salariales y el respeto a los acuerdos suscritos con la empresa. El principal caballo de batalla con la patronal -una unión temporal de las empresas Espalsa y Bedasa- es el de la continuidad en su puesto de aquellos trabajadores que tenían contrato eventual en el momento en que se firmó el compromiso (marzo de 1992). El concejal Villoría ha requerido varias veces a la patronal para que resuelva el conflicto y amenaza con abrir expediente de rescisión de la contrata -que tiene vigencia hasta dentro de dos años- si las calles no recuperan la luz en breve.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_