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ELECCIONES 6 JUNIO

Una campaña muy personal

La fiabilidad de los candidatos y sus partidos ha sido el tema protagonista

La personalización de las candidaturas y un grado relativamente alto de bipolaridad entre el PSOE y el PP han permitido a los socialistas contrarrestar algunos de los elementos adversos con que se enfrentaban cuando fueron convocadas estas elecciones.Nuestro recuento de los mensajes lanzados por los partidos en esta campaña electoral indica que el área temática más destacada ha sido la fiabilidad de los candidatos y los partidos, que ha ocupado un 44,1% de los titulares de la prensa. A cierta distancia se sitúa la gestión gubernamental, con un 26,2%, aunque centrada más en la corrupción y la futura formación de una coalición vencedora que en el balance de gestión del Gobierno saliente (en el que se incluye la recesión económica y el aumento del paro). Estas dos áreas, fiabilidad y gestión, que ya habían aumentado notablemente su presencia en las campañas electorales de los años ochenta, esta vez han acaparado, pues, más del 70% de los mensajes (unos 10 puntos porcentuales más que en 1989).

Bipartidismo agresivo

Es significativo que la fiabilidad personal y de partido haya superado al balance de la actividad gubernamental, que habría sido más desfavorable al PSOE. De hecho, los socialistas han sido conscientes de que no podían apoyarse en una valoración retrospectiva de la obra realizada, como en otras ocasiones, y por eso han lanzado un eslogan como Vota futuro. Pero, en los hechos, han hablado relativamente poco de propuestas para la próxima legislatura. Su mayor éxito ha sido evitar que se hablara del Parado reciente todo lo que habría sido posible y, sobre todo, conseguir que se pusiera el énfasis en la personalidad del candidato, Felipe González, que sigue siendo relativamente bien valorado por el conjunto de los electores, arrastrando incluso a los demás partidos a la personalización. de la campaña.

Fuera de esas dos áreas, sólo han alcanzado cierta presencia digna de mención las garantías de igualdad de trato a las diversas candidaturas en los medios de comunicación, requeridas en gran parte por los partidos minoritarios, y el regionalismo, que en buena medida ha ido vinculado al precio previsible para la formación de futuras coaliciones de gobierno.

En conjunto, se observa un altísimo grado de personalización y ensimismamiento de las candidaturas y una postergación de las propuestas de programas y políticas, reflejo sin duda de la menor diferenciación político-ideológica entre los partidos en comparación con algunos años atrás.Por partidos, el PSOE y el PP han acaparado más de la mitad de los impactos (un 52,3%), proporción que indica un grado de bipolarización de los mensajes algo más elevado que en los comicios anteriores. Los dos mayores partidos han dado prioridad a la fiabilidad, seguida de los temas de corrupción. Sin embargo, los temas de fiabilidad y de gestión han acaparado la mayor parte de los mensajes de todos los partidos, aunque IU, CiU y el PNV han hablado también en proporciones apreciables de los futuros pactos de gobierno, de los que son socios potenciales.

La campaña ha sido muy agresiva, hasta el punto de que el 38,2% de los mensajes de partido han sido dirigidos a atacar a algún contrincante. Los más agresivos en este sentido han sido el PSOE y el PP, que han dedicado casi la mitad de sus mensajes a la crítica del adversario. Mientras que el PP ha dirigido sus dardos casi exclusivamente al PSOE, el cual ha recibido también ataques de otros partidos y actores (especialmente por la corrupción), los socialistas han atacado preferentemente al PP (sobre todo poniendo en duda la fiabilidad del partido y el candidato), pero también en una medida significativa a CiU, al tiempo que IU atacaba mucho más al PSOE que al PP.

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Los ataques parecen, pues, más motivados por la proximidad relativa de los partidos, que se disputan unos mismos sectores del electorado, que por la perspectiva de posibles pactos de gobierno en el futuro poselectoral.

El partido menos agresivo ha sido el CDS.

Importancia de los temas

En resumen, cabe interpretar que el PSOE ha conseguido evitar que el PP y los demás partidos explotaran al máximo las circunstancias adversas en las que convocó las elecciones, eludiendo temas conflictivos, como las tensiones internas entre socialistas, y logrando que se hablara más de las candidaturas que de la acción de gobierno pasada. El PP, por su parte, se ha movido en una situación global muy ventajosa, pero ha sido en cierto modo arrastrado a una confrontación personal que no acaba de favorecerle. En este sentido, la campaña electoral de 1993 puede ser comparada con la del referéndum sobre la permanencia en la OTAN de 1986: ambas consultas fueron convocadas con una agenda extremadamente desfavorable para los socialistas en el gobierno, pero el atractivo personal de Felipe González, dejando incluso de lado a su propio partido, ha permitido contrarrestar en parte aquellos factores de adversidad.

El modelo de análisis aquí adaptado (que, en su versión original, ha sido utilizado con éxito para el análisis de elecciones en más de 20 países) supone que cada una de las 15 áreas temáticas en las que cabe situar los mensajes de campaña electoral beneficia a alguno de los dos principales partidos, aunque no necesariamente al que lo suscita. Algunos de estos decantamientos son constantes y casi universales; así, temas como el orden público, moral-religiosos y de libertad económica favorecen siempre a la derecha, mientras que los de redistribución socioeconómica benefician a la izquierda.

La influencia de otros temas depende de la coyuntura, de modo que, en nuestro caso, interpretamos que la gestión del Gobierno saliente perjudica al PSOE, dado el negativo balance económico y de corrupción del último cuatrienio (a diferencia de lo que ocurrió en las elecciones de 1986 y 1989, en las que los socialistas pudieron sacar ventaja de su posición gubernamental mediante mensajes continuistas).

El supuesto se sitúa, pues, entre dos alternativas más extremas: no se acepta mecánicamente que la mera cantidad de información sobre un partido (minutos en televisión, número de carteles, superficie de papel de prensa) le es siempre favorable, ya que depende del mensaje, pero no importa mucho el contenido concreto de éste, que por otra parte suele ser vago y genérico.

En otras palabras, no basta con que hablen de uno, aunque sea mal, pero es más importante de qué se habla que lo que se dice, hipótesis que parece bastante adecuada para un contexto de gran abundancia y masificación de las comunicaciones. Aunque la televisión difunde unos mismos mensajes en toda España, la distribución territorial del esfuerzo de campaña de cada partido puede medirse mediante la presencia de los cabezas de lista en las provincias. De acuerdo con la agenda diaria publicada en este diario, los líderes de los cuatro partidos de ámbito español, González, Aznar, Anguita y Calvo, han dado priori dad a las circunscripciones con mayor número de escaños, ponderando su importancia por la rivalidad previsible en algunas de ellas. Así, la circunscripción más visitada es Madrid, seguida de Valencia y Barcelona.

En el otro extremo, las comunidades de Cantabria y La Rioja no han recibido a ninguno de los cuatro visitantes. La ausencia de rivalidad ha inducido a dar por ganados algunos territorios, de modo que, en las dos semanas de campaña electoral, González no ha visitado ninguna de las provincias de su feudo de Extremadura.

En cambio, tanto las dos provincias canarias, en las que una nueva candidatura regionalista esperaba obtener varios escaños, como Asturias, donde pocos votos podrían cambiar el signo de varios diputados, han sido escenario de mítines de los cuatro cabezas de lista. También resulta significativo que Calvo Ortega haya repetido visita a Ávila, tradicional apoyo sólido del suarismo, ahora amenazado.

Equipo de Análisis Político está compuesto por el catedrático Josep M. Colomer del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Clara Riba A. Padró-Solanet y Albert Beltran investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona.

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