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La primera vez que se informa

"El monstruo nuclear abre sus fauces en Siberia, el peligro se siente en el mundo entero". Con esta frase ocupando seis columnas de su primera página tituló el pasado miércoles la información del accidente de Tomsk-7 el vespertino reformista Izvestia. Al final del artículo, los autores de la información desarrollaron la idea: "El monstruo nuclear de la URSS está muy enfermo", decían para explicar que puede complicarse mucho la situación en algunas de las ciudades secretas implicadas en la construcción de bombas nucleares.Los periodistas recuerdan en su texto que los salarios actuales de unos técnicos supercualificados son ahora bajos (mientras que antes constituyeron una casta mimada) y que aquello que han estado haciendo toda su vida ahora ya no sirve para nada. En este contexto de desánimo, según. un conocedor de alguna de estas ciudades, las posibilidades de accidente pueden lógicamente aumentar, máxime si- se tiene en cuenta que numerosos técnicos han empezado a buscarse mejores empleos en empresas y lugares menos opresivos.

Más información
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Secretismo de Chernóbil

Los pocos diarios rusos que han dado relevancia al asunto destacaron ayer que la explosión de Tomsk-7 ha sido el primer accidente nuclear sobre el que se ha dado información inmediata a la población. Hace sólo siete años, a pesar de que la glasnost (apertura informativa) de Gorbachov estaba dando sus primeros pasos, el secretismo aún rodeó la catástrofe de Chernóbil, sobre la que tuvieron que alertar instituciones extranjeras antes de que las autoridades soviéticas admitieran que algo pasaba.Al contrario de lo que sucedió en Chernóbil, en esta ocasión la radio y la televisión de Tomsk empezaron el mismo martes a dar información; aunque, eso sí, destacando las declaraciones tranquilizadoras de las autoridades.

Prácticamente en el mismo momento que se producía en la lejana Siberia el accidente nuclear, el asesor del presidente para salud y medio ambiente, Alexéi Yáblokov, mantenía en Moscú un encuentro con periodistas extranjeros en el que precisamente destacó que "el principal problema ecológico de Rusia es la contaminación radiactiva". Precisó que ésta no se limitaba a Chernóbil, sino que se extiende por muchos puntos, entre los que citó la propia Tomsk, Cheliabinsk y Krasnoyarsk, los tres lugares donde se produce plutonio para las bombas nucleares.

El asesor presidencial está convencido de que la radiactividad ha ensuciado hasta extremos inimaginables su país por culpa de la "supermilitarización" del régimen comunista. En su opinión, bajo el paraguas del secreto militar, la tecnología nuclear se desarrolló sin garantías de seguridad.

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