_
_
_
_

La polémica del profesor homosexual

Holanda aprueba la Ley contra la Discriminación con la oposición de los cristianos

Isabel Ferrer

A pesar de que una aplastante mayoría del Congreso de los Diputados de Holanda aprobó el pasado martes la Ley contra la Discriminación, tan vistoso resultado no pudo ocultar los detalles de un árido debate en el capítulo dedicado a la igualdad de derechos de los homosexuales en centros docentes confesionales. Presencia inaceptable para la derecha cristiana, la única que votó en contra del texto legal, son también una segura fuente de problemas controlada, muy poco antes del sufragio decisivo, por el Gobierno.Nadie en la Cámara se opuso a ampliar el artículo primero de la Constitución, que consagra la igualdad entre los ciudadanos, "sin distinción de raza, creencias, ideología, estado civil, nacionalidad o sexo". Sólo la inclinación sexual, también incluida, soliviantó los ánimos de los tres grupos de carácter confesional. Para ellos, la ley ponía en peligro la libertad de educación y de religión al permitir la presencia de un docente homosexual en un colegio cristiano. Sus argumentos en contra fueron presentados con gran corrección formal. "No se trata de despedir a un profesor homosexual. Ninguno lo haríamos. El problema es su vida pública y la posible ostentación de la convivencia con alguien de su mismo sexo", dijeron uno tras otro los portavoces de este trío representado en el hemiciclo.

El acuerdo previo obtenido por el Gobierno sobre el particular tampoco sirvió de mucho al principio. Mientras los socialistas (PVDA) se oponían a cualquier despido de esta clase, los democristianos (CDA) apelaron al contexto de la situación. "La trayectoria pública de un docente homosexual sí podría llegar a apartarle de un colegio confesional", dijo Ernst Hirsch Ballin, ministro de Justicia del CDA. "De modo que se puede ser gay o lesbiana en este país, pero no demostrarlo. Una doble moral que tranquiliza a sus correligionarios, sin duda", bramó el resto de la oposición.

En ese momento intervino len Dalen, titular de Interior, antigua alcaldesa de Nimega y militante socialista. Sin perder la calma protagonizó casi un careo con los diputados cristianos, y concluyó: "No crean que el problema no me resulta doloroso. Pero nadie puede exigirle a otra persona que oculte su inclinación sexual. La moral de una escuela en materia de sexo no debe seguir considerando al homosexual como un pecador". En la Cámara hubo un largo silencio, roto sólo por el taconeo aprobatorio de los verdes.

Para entonces, Hirsch Ballin ya había garantizado que tampoco este tipo de discriminación sería tolerado. Una vez que el Gobierno habló con una sola voz, la oposición no confesional concluyó sus protestas. La batalla estaba perdida para sus tres colegas cristiano-ortodoxos, que, de todos modos, se reservan el derecho a aplicar sus propios criterios en el futuro.

Nadie en el Congreso pareció preocuparse por ello. La ley establece la creación de una comisión especial de juristas para que tramite sin demora posibles denuncias. Sus decisiones serán vinculantes y tratarán cada caso en particular. A esta institución se remite el Gobierno para asegurar que, en la práctica, la discriminación no llegará muy lejos, en caso de que se produzca.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_