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El premio máximo de las tragaperras se unifica en 10.000 pesetas

Los tres billones de pesetas anuales que mueve el juego en nuestro país tienen en las máquinas tragaperras la tajada más suculenta: un billón y cuarto de pesetas. Los premios máximos de estas máquinas sufrirán un recorte en los primeros meses de 1993 cuando se unifiquen con una cuantía de 10.000 pesetas. Actualmente, las tragaperras de siete comunidades autónomas ofrecen un señuelo máximo de 12.500 pesetas y las restantes de 7.500. Las más generosas suponen el 60% del parque, con lo que en el conjunto del territorio nacional se reducirá el valor de los premios.

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Estos artefactos, distribuidos en su inmensa mayoría por unas 160.000 cafeterías y bares y una pequeña parte en salones recreativos, provocaron una dura pugna en el Congreso el martes de la semana pasada.El Grupo Popular se opuso a la propuesta de una ponencia parlamentaria que, tras dos años de trabajos, sugería, en principio, la retirada de las máquinas de bares y cafeterías para recluirlas gradualmente en locales especializados.

El portavoz popular, Rogelio Baón, argumentó que esa propuesta supondría un quebranto gravísimo para la hostelería de nuestro país. El diputado socialista Carlos Navarrete le replicó que, con su postura, defendía a los fabricantes de tragaperras y a los operadores que las distribuyen.

La propuesta quedó al final en una recomendación para que se potencie su ubicación "en locales de juego específicos". Pero la sugerencia parlamentaria tardará años en materializarse, si es que, finalmente, se acoge en alguna disposición legal.

De momento, Francisco Cruz, director de la Comisión Nacional del Juego, se contenta con unificar los premios máximos y lograr que se reduzcan en un 20% para el 60% de las máquinas en funcionamiento.

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El decreto está en trámite de dictamen del Consejo de Estado y entrará en vigor, con toda probabilidad, en enero. Tendrá aplicación inmediata en las 10 comunidades autónomas en las que no se ha hecho efectivo el traspaso de competencias en esta materia, pero Cataluña, País Vasco, Navarra, Galicia, Valencia, Andalucía y Canarías se han comprometido formalmente, en la comisión que ordena este sector, a dictar disposiciones paralelas para rebajar los topes a las 10.000 pesetas.

Las comunidades autónomas tienen en este campo una sustanciosa fuente de ingresos. La tasa anual de cada tragaperras -393.750 pesetas- la recauda Hacienda pero revierte íntegramente a las autonomías como impuesto cedido. Ello significa que las 17 autonomías se reparten por este concepto 96.862 millones de pesetas, ya que el parque total se estima en 246.000 tragaperras.

Lás tragaperras, en cabeza

152.000 máquinas están situadas en las siete autonomías que tienen transferidas las competencias del juego y 94.000 en las 10 restantes. De estas últimas, 39.000 están ubicadas en la Comunidad de Madrid.No sólo es el aspecto económico de las tragaperras el que ocupa a los expertos en los problemas del juego. El resultado inmediato que se obtiene con este tipo de juego provoca niveles de adicción gravemente preocupantes.

Las cifras corroboran la inquietud: de los tres billones de pesetas que mueve el juego en nuestro país, los casinos se llevan 147.000 millones de pesetas y los bingos, 617.000 millones de pesetas. También superan las tragaperras a todas las modalidades de juego controladas por el sector público: la lotería nacional recauda 481.500 millones de pesetas, la lotería primitiva 153.237 millones, la bonoloto 36.000 millones y las quinielas 26.000 millones.

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