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Entrevista:

"Es preciso un compromiso político en la unión monetaria

El vizconde Etienne Davignon lleva 33 de sus 60 años vinculado al proceso de formación de la Comunidad Europea. Este abogado belga que dio nombre al informe sobre cooperación política de la CE, y que ocupó más tarde la vicepresidencia de la Comisión Europea, se resiste ahora a caer en el europesimismo. Desde su puesto de presidente de la Asociación para la Unión Monetaria pregona la necesidad de actuar para acabar con la confusión. "Es necesario un cambio de actitud de muchos países comunitarios y un compromiso político para la unión monetaria", afirma.

Davignon defendió la semana pasada en Madrid la conveniencia de crear una banda superestrecha de fluctuación en el SME. En la clausura de unas jornadas. organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección, el ex vicepresidente de la Comisión Europea se mostró más europeísta que nunca y realizó propuestas concretas para sacar a la CE del pesimismo y el impasse de los últimos meses.

Pregunta. ¿Cómo ve la actual situación en la Comunidad Europea tras la tormenta monetaria y el estancamiento del desarrollo del Tratado de Maastricht?

Respuesta. La principal característica del momento es la confusión que reina en todos los niveles. La situación europea se ha deteriorado desde 1991 y es previsible que vaya a peor hasta mediados de 1993. La crisis ha motivado la ralentización del proceso comunitario, como ha sucedido históricamente cada vez que ha llegado la parte baja del ciclo económico. El problema es que la crisis ha llegado en pleno proceso de ratificación del Tratado de Maastricht causando graves problemas en la mayoría de los países europeos.

P. A pesar de esa descnipción, usted se ha mostrado optimista en sus últimas intervenciones públicas.

R. No nos queda más remedio que ser optimistas. No es el momento de quejarse o ponerse a plantear grandes reformas políticas. Ni siquiera sería bueno modificar el Tratado de Maastricht. Hay que hacer precisamente lo contrario. Volver a poner en marcha la maquinaria comunitaria, porque hay muy poco margen de maniobra y es mejor ser optimista y actuar con rapidez, eficacia y concreción.

P. ¿En qué consisten esas propuestas concretas?

R. En primer lugar, hay que ,convencerse de que el proceso de Unión Económica y Monetaria es prioritario para la CE. Sin ese proceso y la estabilidad monetaria que trae consigo, el mercado único está condenado al fracaso. Por eso, hay que cumplir los compromisos y hacer funcionar los mecanismos ya existentes, como el Sistema Monetario Europeo, evitando que decisiones políticas de defensa del prestigio nacional paralicen su funcionamiento.

P. Pero el Sistema Monetario Europeo no ha funcionado durante la tormenta monetaria. ¿Sería necesario reformarlo?

R. Sí y no. No es preciso cambiar de arriba a abajo el mecanismo de cambios, pero sí sería conveniente introducir algunas modificaciones sencillas, además de hacer cumplir el esquema de funcionamiento del SME, que muchas veces se ha olvidado. Las reformas podrían consistiren una mayor flexibilidad en el mecanismo, que permita reajustes ocasionales de los tipos de cambio nominales, además de unir lo más estrechamente posible lasmonedas de los países que ya han cumplido los criterios de convergencia.

P. ¿Sería partidario de estrechar las bandas actuales defluctuación?

R. Sí. Absolutamente. Mi propuesta sería la de restringir los márgenes de fluctuación de las monedas de los países que vayan cumpliendo los criterios de convergencia y crear un bloque central con una banda superestrecha del 1%, en el que se integrarían las monedas fuertes. Ese bloque de convergencia podría crearse ya con el franco francés, el marco alemán y las divisas del área de influencia de éste, como el florín holandés, el franco belga y la corona danesa.

P. ¿Cómo podría funcionar esa banda superestrecha con tanta diferencia de tipos de interés entre esos países, sobre todo Alemania?

R.Hay que aplicar el sistema de decisión coste-beneficio. En seguida nos damos cuenta que los beneficios de la actual situación son muy escasos. La situación es objetiva y subjetivamente mala. Por eso, hay que idear sistemas que vuelvan a situar el vagón de la CE dentro de los carriles que les permitan seguir adelante. Lo importante es romper el impasse, proponer acciones concretas que ayuden a recuperar la estabilidad monetaria y cambiaria en Europa. Además, es previsible que Alemania reduzca sus tipos de interés a lo largo de 1993.

P. ¿Esas dos reformas serían suficientes para devolver la estabilidad al sistema?

R. No. Es imprescindible, además, algunos cambios de actitud de los países que componen el sistema. Existe el problema de fondo de que nadie asume la responsabilidad colectiva del Sistema Monetario Europeo. Cada Gobierno o cada banco central piensa más en sus problemas internos que en buscar soluciones colectivas y así se han ido bloqueando algunos reajustes de paridades que estaban muy claros e incluso se ha permitido que varios países, como España y Reino Unido, se integraran en el SME con paridades superiores a las que les correspondía. Se trataría de buscar un equilibrio entre la banalización de los ajustes cambiarios y la sacralización de los cambios fijos y las paridades. Ambos extremos son malos para el sistema.

P. ¿Cómo se podría conseguir esa responsabilidad y ese compromiso colectivo de hacer funcionar el SME?

R. Es difícil. Lo que está claro es que para recuperar la estabilidad tiene que funcionar el SME y para eso hace falta un compromiso político de todos los países de proseguir el camino hacia la unión monetaria. Quizá sería bueno poner en marcha el Instituto Monetario Europeo, previsto para la segunda fase de la unión monetaria.

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