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El chalé que albergó a los dominicanos en Aravaca fue derribado sin permiso de su dueña

Julia Prada se alegró al saber que, por fin, las autoridades iban a albergar dignamente a los dominicanos de Aravaca que se colaron en su chalé. Lo que no podía imaginar es que, para que no volvieran allí, se ordenaría derribar la casa. En ella estuvo situada la guardería Los Bambinos, pero hasta el viernes la okupaban los caribeños. Ese día, un vecino avisó a Julia de que llegaba la excavadora. Le dijeron después que era orden de la Delegación del Gobierno y tuvo que consolarse con una denuncia en comisaría. Del antiguo centro infantil sólo quedan en pie los columpios. El resto es escombro.

Los Bambinos es, desde el viernes pasado, un montón de cascotes. Los balancines del jardín parecen una ironía. "Es inaudito. Con la revolución de la pobre Lucrecia [asesinada el 13 de noviembre en la discoteca Four Roses] han decidido que se derrumben las casas", dice Julia Prada, de 58 años. Ella, que había recibido una oferta de alquiler del edificio para dedica sus 700 metros cuadrados a residencia de ancianos privada, aún no sale de su asombro.La dueña de aquel chalé ubicado a la altura del kilómetro 9,8 de la carretera de La Coruña, se dirigió a los dos guardias civiles que custodiaban la operación de derribo y a una tercera persona que la presenciaba. "Fui con mi abogado para impedir que destruyeran la casa. Les dijimos que nadie me había pedido permiso para el derribo. El que no era guardia llamó por un teléfono portátil y nos dijo que la Delegación del Gobierno mantenía la orden de derribo", relata Julia.

Julia Prada sigue atónita. "No me parece nada justo que me tiren la casa sin contar conmigo", afirma. El chalé, adquirido por ella en 1983, es una pila de dos metros de escombros. La edificación que albergó la guardería llevaba varios meses abandonada, desde que Julia Prada consiguió desahuciar a la ex socia que dirigía el negocio, iniciado en 1969.

La casa quedó vacía y se convirtió en albergue de los dominicanos, igual que la discoteca Four Roses. Los caribeños instalados en ella se repartieron por las numerosas dependencias que todavía albergaban pizarras, sillitas y libros. Aunque el derribo es la última catástrofe, la finca había sufrido antes numerosos avatares, entre los que figura la expropiación de varios metros de jardín por Obras Públicas para ampliar la autopista. Julia Prada firmó el acuerdo con el ministerio, que respetaba la edificación.

Todo parece indicar que Los Bambinos ha sido víctima del furor derribatorio de la Administración una vez que logró realojar a los dominicanos. El mismo viernes 4, cuando los caribeños salían en autobús rumbo a la residencia El Retorno, de Valdeolmos-Alalpardo, las máquinas comenzaban a derribar la discoteca Four Roses y el chalé.

La antigua sala de fiestas estaba sentenciada por la construcción del lazo entre la carretera de Castilla y la autovía de La Coruña. No obstante, su propietario, Luis Tor, declaraba ayer en Abc que la expropiación sólo afecta a 603 metros cuadrados, y no a los 3.000 que han sido arrasados. Pero Los Bambinos no molestaba ni siquiera para ampliar la N-VI.

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Ayer, día festivo, no fue posible conocer la versión de la Delegación del Gobierno. Fuentes municipales señalaron que el derribo lo hizo el departamento municipal de Edificación Deficiente, y justificaron que se acordó en una reunión entre el delegado del Gobierno y el alcalde, por el peligro de derrumbe y para que no volviesen a entrar otros inmigrantes sin casa. Julia Prada no fue informada y permaneció indefensa mientras tiraban a toda prisa su chalé.

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