¿Recesión o control?
EL BUEN registro del IPC (0, 1 % en octubre) -significativamente inferior al previsto-, en el que ha incidido de forma singular el descenso en los capítulos de alimentos sin elaborar y elaborados (-2,6% y 0,2%, respectivamente), debe ser analizado con cautela dado el carácter eminentemente volátil del primero de ellos. Esos descensos han neutralizado incrementos significativos en los precios de los bienes industriales (0,7%) y energía (1,6%). Con todo, no se consiguió que el descenso afectara al más significativo índice de la denominada inflación subyacente (sin alimentos sin elaborar y sin energía), que sigue estando por encima de la referencia del 7%.Lamentablemente, este buen registro sigue poniendo de manifiesto la dualidad de la inflación española: los bienes industriales, en términos interanuales, presentan una inflación del 4,7%, próxima a la de nuestros competidores europeos, mientras que los precios de los servicios presentan una tasa, también interanual, del 9,4%. Cifras que muestran la escasa virtualidad de las políticas antiinflacionistas convencionales y la necesidad de afrontar las reformas estructurales más directamente ligadas a aumentar la competitividad y eficiencia del citado sector. Tampoco cabe olvidar que la bondad de este IPC se refiere a un mes tradicionalmente de baja actividad económica, probablemente de carácter recesivo. La duda está en conocer si la moderación de los precios refleja una realidad depresiva de la economía española o una contención real de los mismos.