Ulysses Guimaraes, el patriarca de la democracia brasileña
No tenía pudor Ulysses Guimaraes en reconocer que tenía una relación casi erótica con el poder. "Siento orgasmo por el poder", llegó a decir Ulysses, testigo y artífice del último medio siglo de la política brasileña. Tan sólo seis días después de cumplir 76 años, Ulysses desapareció el pasado domingo en un accidente del helicóptero que le trasladaba desde el balneario de Angra dos Reis a Sao Paulo.Empezó su carrera en 1940 al frente de la Unión de Estudiantes, y desde entonces ocupó durante 11 legislaturas un escaño en el Congreso. Se enfrentó durante 20 años a la dictadura como líder del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), y su coherencia le hizo merecedor del respeto de los militares.
Ni los perros ni las bayonetas hicieron retroceder a Ulysses, que se convirtió en el señor de las elecciones directas cuando a principios de los ochenta sacó a la calle a millones de brasileños para exigir la elección del presidente por voto popular. Fracasó, pero consiguió que el candidato de oposición Tancredo Neves ganase en el colegio electoral. Ulysses no quiso asumir la presidencia al morir Neves sin haber tomado posesión, y facilitó la sucesión del vicepresidente José Sarney.
Como presidente de la Asamblea Constituyente, Guimaraes fue el padre de la actual Constitución brasileña de 1988. Un nuevo fracaso le esperaba en las elecciones presidenciales de 1989, cuando ni siquiera consiguió un 5% de votos.
Parecía ya destinado a un cierto vegetar en su escaño de la Cámara de Diputados. Desde hace tiempo, problemas psíquicos le obligaban a un consumo permanente de medicamentos, pero eso no disminuía su capacidad de lucha. El presidente suspendido Fernando Collor lo experimentó en propia carne porque Ulysses fue una pieza clave en la reciente operación de destitución.
En su furia, Collor lo cubrió de injurias y se refirió a su dependencia de los medicamentos: "La medicina debe estar modificando su comportamiento. El doctor Ulysses está arteriosclerótico, senil, decrépito, vetusto. Predica la insubordinación del Congreso contra la ley y el Tribunal Supremo. Es un pelele de los intereses económicos de Sao Paulo".
Ulysses se limitó a responder que estaba "viejo, pero no bellaco", y añadió que las únicas, drogas que él consumía se podían conseguir sin problemas con receta en cada farmacia y además las pagaba de su bolsillo. Desde entonces se refería a Collor con el despectivo "ese rapaz" o "Ferríandiño". En la votación de la Cámara de Diputados fue el más aplaudido. La democracia brasileña ha perdido a un bastión insustituible cuando se disponía a dar la batalla por la implantación del parlamentarismo en Brasil. -
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