El ocaso de una 'nomenklatura'
Ni Giulio Andreotti ni Arnaldo Forlani ni Bettino Craxi quedan con un futuro político claro tras la formación del nuevo Gobierno. Los dos primeros aspiraban a presidir la República, mientras el tercero había acordado con los anteriores que presidiría el Gabinete. Pero el voto de castigo del pasado 5 de abril, la agresividad de la Mafia y el escándalo de la corrupción han acabado con esas ambiciones. Siete veces presidente del Gobierno, ocho veces ministro de Defensa, cinco de Exteriores, dos de Finanzas, de Presupuesto y de Industria, una vez del Tesoro y otra de Interior, Giulio Andreotti, de 73 años, es el símbolo por antonomasia de esta nomenklatura hoy en retirada.Es también el símbolo de la Italia de la posguerra con todo lo que ha producido de malo y de bueno, ya que también es de justicia reconocerle ésto. El milagro económico y el protagonismo internacional del país han marcado su biografía como los episodios oscuros de los años del terrorismo y el asesinato de Aldo Moro, la red Gladio, la Mafia o la corrupción ascendente. El ingenio ha sido su arma ante las dificultades y, "el poder sólo desgasta a quien no lo tiene" una de sus salidas más celebradas, que ahora se demuestra poco convincente. Otra vez un periodista le preguntó: "¿Cómo es que los mismos que van a los funerales de los asesinados por la Mafia van también a los entierros de los mafiosos?". Y Andreotti respondió con media sonrisa: "Yo prefiero los bautizos".
Sin duda tiene un futuro como periodista y ensayista prolijo, o como conferenciante internacional requerido en los más diversos foros, incluidos los religiosos. Si el futuro no esconde alguna curva que lo devuelva al primer plano político.
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