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"¡Fuego en la Expo!"

El concurso de gritos de Colmenar de Oreja premia la voz de alarma

Mari Carmen Pérez Bascuñana, de 27 años, vecina de Villarejo de Salvanés (Madrid), lanzó en la madrugada de ayer el alarido Terror de un sevillano al ver quemarse un pabellón de la Expo. No provocó el pánico, pero se llevó el primer premio -100.000 pesetas- de la tercera edición del Concurso Internacional de Gritos de Colmenar de Oreja, localidad de 5.000 habitantes situada a 50 kilómetros al sureste de la capital.

Este año, el concurso de gritos estuvo dedicado a los Juegos Olímpicos. Mari Carmen, a pesar de haber sufrido una operación de garganta hace cinco años -"casi me llevó al otro barrio", relató-, es una veterana de la competición de Colmenar de Oreja. Hace dos años, su alarido Terrorífico le proporcionó el segundo premio. Sin embargo, en 1991 abandonó el concurso decepcionada. "Me lo quitaron de las manos [el trofeo], me dejaron colgada", se lamentó Mari Carmen Pérez.Con el primer premio de la presente edición, al que se añade otro de 50.000 pesetas otorgado por los patrocinadores del concurso, una marca de calzado, proyecta celebrar una fiesta con su familia, probablemente en el bar donde trabaja. La ganadora dedicó su alarido a los sevillanos: "Es horrible ver quemarse algo que has hecho durante tantos años".

El resto de los premios tampoco recayeron en voces desconocidas. Julio Dávila, de 26 años y vecino del distrito de Carabanchel, consiguió, al igual que el año pasado, el segundo premio -50.000 pesetas- imitando de nuevo el sonido de una sirena. Dávila va a compartir este premio con su cuñado, que también participó en el concurso de Colmenar de Oreja.

El ganador del segundo premio había preparado un amplio repertorio de voces. Pero finalmente decidió volver a utilizar el mismo alarido que en la edición anterior. "He venido un poco ronco, y la Sirena es un grito fácil; no hay riesgo de hacer gallos", explicaba tras recibir un galardón que le sorprendió.

Resulta más difícil de arrebatar aún el tercer premio -25.000 pesetas-, al que se ha abonado por tercer año consecutivo el alguacil de Colmenar, Antonio Hernández, de 53 años. Al igual que en la primera edición, su grito se llamó María y fue dedicado a todas las "Marías del pueblo".

De los 38 concursantes inscritos en el Ayuntamiento de Colmenar, 32 llegaron a desfilar por el escenario instalado en la plaza Mayor. La mayoría de ellos llegó desde barriadas de la capital -como Ventas, Vallecas, La Elipa, Usera, Carabanchel, Hortaleza- para competir por alguno de los premios y sobre todo para pasar un rato divertido.

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Vitore, que encendió un cigarrillo antes de gritar, y Antonio viajaron desde Coimbra (Portugal) para participar en este singular concurso.

Reclamo de becerro

En esta edición hubo muchos gritos olímpicos: Coby, Vayamos todos a Barcelona 92, Un portero que grita porque le han dejado solo, Campeón, Atleti, aunque también hubo quien llamó a su hermano -muerto el año pasado- con el convencimiento de que iba a oírle. Otros simularon en clave de humor el reclamo amoroso de un becerro, el rugido de una pantera parda, o llamaban a las mujeres guapas, al amor de su vida y a todo tipo de amigos y familiares.Como el jurado también valoraba la gracia de los participantes, hubo quien, como Jesús Rodríguez, tras llamar a su amigo Agustín, adornó el final de su grito con unos pases de jota, entre las carcajadas del público.

En esta ocasión ningún concursante se marchó de vacío. Y aunque sus gargantas olímpicas estuvieron a punto de congelarse con las bajas temperaturas alcanzadas en la madrugada de ayer, todos se fueron al menos con un par de zapatillas, regalo de la firma patrocinadora del concurso de gritos de Colmenar.

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