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"No volveré a navegar bajo pabellón iraní"

El liberado capitan Rosales llegó a Galicia tras encontrarse con su mujer en Madrid

Luz Sánchez-Mellado

"Volveré a navegar, pero nunca bajo pabellón iraní. Esa puerta está cerrada y atrancada". Jesús Manuel Rosales no disimuló su rencor por Irán ayer, en Barajas. Por lo demás, recién apeado del avión que le traía de Teherán vía Francfort, el capitán Rosales era la gratitud personificada. Aturdido por los flashes y enganchado a los ojos de su mujer, Maite Suárez, el marino español, que ha permanecido desde mayo de 1989 en dos cárceles iraníes por un delito de imprudencia temeraria, proclamó: Soy enormemente feliz". El matrimonio Rosales recordaba ayer a una pareja de colegiales. Miradas embelesadas, recaditos al oído, talles enlazados, ambos cónyuges comparecieron ante la prensa enternecidos hasta el paroxismo. Arropados por el director general de Asuntos Consulares, José Ignacio de Carvajal, ninguno quería dejar en el olvido ningún nombre de la larga lista de agradecimientos. Desde el presidente González hasta el último funcionario de la Embajada española en Irán, Rosales y su esposa no regatearon parabienes a nadie. Sólo el recuerdo de su peor momento en prisión, forzado por las preguntas de los informadores, ensombreció un instante los rostros radiantes de la pareja.

"Pasé hambre y, sobre todo, soledad. Durante los primeros días, me rondó la idea del suicidio", dijo el liberado. Luego, el capitán se parapetó tras un escudo de libros prestados y emprendió "un bloqueo psicológico" para soportar su cautiverio. Incluso ha preparado unas oposiciones de la Marina Mercante y ayer mismo se examinó en Madrid de la prueba de inglés. "Resistí porque no podía defraudar a todas las personas que luchaban en España por mi libertad".

Los avatares del mundo -guerra del Golfo, caída del muro de Berlín, golpe de Estado en la Unión Soviética- se redujeron para Rosales a las crónicas periodísticas que le facilitaba la Embajada y a los comentarios de los funcionarios españoles que le visitaban en prisión.

El suceso que cambió su vida se produjo en mayo de 1989 cuando un error de sus subordinados ocasionó el derrame del crudo del petrolero Minab IV, bajo su mando, la explosión de una barcaza-vivienda y la muerte de 14 personas. Después, la inhibición de la compañía y la cárcel.

"No quiero decir nada que pueda entorpecer la visita de Fernández Ordóñez a Teherán, pero quisiera pedir al Gobierno que advierta a los marinos españoles para que no acepten trabajar en ciertos países y con ciertos armadores" dijo, dolido, Rosales.

Ayer, por fin, en Santiago de Compostela, las gemelas adolescentes del matrimonio Rosales terminaron su orfandad provisional de dos años, cinco meses y un día. Maite Suárez declaró: "Hemos tenido muchos desengaños, pero ahora me han regalado de nuevo a mi marido. Gracias".

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

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