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El relevo del modelo sueco

El conservador Carl Bildt recibe el encargo de formar Gobierno

Carl Bildt se subió ayer por la mañana en su bicicleta para dirigirse desde su casa en Estocolmo a la sede de¡ Parlamento sueco, donde su presidente le encargó la formación del nuevo Gobierno. El líder del Partido Conservador, que obtuvo 80 escaños de un total de 349 en las elecciones del pasado domingo, es, por formación y convicción, un típico representante de la derecha moderna, civilizada y a la vez intransigente en la defensa de sus puntos de vista. Su formación excede con creces a la adquirida en sus. estudios universitarios, y destaca en el panorama político sueco por su capacidad para el debate, en el que aúna la solidez de sus argumentos con la fluidez de expresión y la convicción con que defiende sus posiciones. Se cuenta que ya en sus años de militancia en la Asociación de Estudiantes Conservadores polemizaba con líderes de la talla de Olof Palme, y cuando perdía era por puntos y no por KO.Demasiado serio para sus 42 años, a Carl Bildt rara vez se le ve reír, y cuando lo hizo durante la campaña electoral, probablemente por consejo de sus asesores de imagen, no podía disimular que la espontaneidad estaba ausente.

La política ha sido una temprana pasión en su vida, y dentro de ella las relaciones internacionales, y en el plano interno. la defensa del gran capital, para el que aplicará en su futuro Gobierno una política de libertad sin límites. La reducción de impuestos y la libertad equivalen a un mayor bienestar, ha repetido insistentemente durante la campaña electoral. En las relaciones exteriores -que seguramente será una de las áreas de su Gobierno que controlará más de cerca y en la que habrá grandes cambios-, sobresale su decidida vocación integracionista con Europa. Fue uno de los más ardientes propulsores de que Suecia pidiera la adhesión plena a la Comunidad. Aunque alineado tácticamente a la política de neutralidad sueca, su corazón ha estado siempre con Estados Unidos y el mundo occidental.

Su anticomunismo es visceral y una de las constantes en su vida política. Aunque no lo ha reflejado de la misma manera, su pensamiento al respecto puede equipararse al de Ronald Reagan antes de que éste fuera seducido por la perestroika de Gorbachov. Esta posición no deja de inspirar al mismo tiempo cierto temor en algunos sectores del pueblo sueco, porque cuando se refiere al comunismo y a la ex Unión Soviética -y aun a los restos de ésta- parece que la pasión desplaza la lucidez de su reconocida inteligencia.

Bildt acusó, siempre sin pruebas convincentes, aunque con sospechas fundadas, el origen ruso de los submarinos que, según los servicios militares, llegaban hasta el mismo subsuelo del palacio real en Estocolmo. Como miembro de la comisión de defensa submarina que en 1982 y 1983 investigó las supuestas violaciones de las aguas territoriales suecas, voló por su cuenta a EE UU con el informe de dicha comisión, lo que le valió una reprimenda del entonces primer ministro Palme.

Su suegro, Gosta Bohman, ex líder del Partido Conservador, ha contado alguna vez en son de broma que una de las predilecciones de su yerno durante el verano en la casa que la familia posee en el archipiélago es pasarse largas horas con los primásticos vigilando las aguas en busca de algún periscopio.

Bild es un hombre al que le gusta la práctica de los deportes al aire libre excepto el fútbol, porque considera que en éste no se ejercita el cerebro.

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