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LA DESINTEGRACIÓN YUGOSLAVA

Frágil y ambigua tregua en las fronteras de Eslovenia y Croacia

La paz en Eslovenia, acordada en Brioni el domingo pasado, es frágil y ambigua. Ni las Fuerzas Armadas yugoslavas ni la Defensa Territorial eslovena parecen completamente convencidas de que los conflictos hayan cesado para siempre. La llegada de cuatro blindados a la frontera entre Croacia y Eslovenia, en Jelsans, ilustra la situación.

En Osijek, Croacia, ayer murieron dos personas y más de una decena heridas, en los enfrentamientos entre serbios y croatas.También, en la madrugada de ayer, los acorazados se acercaron a Jelsans, puesto fronterizo inaugurado por el ministro de Interior esloveno, Igor Bavcar, el día de la independencia de Eslovenia. En la ampliación de la carretera, donde Bavcar hizo instalar una casa prefabricada para marcar la frontera y el Ejército la quitó, hoy permanecen sólo la bandera eslovena, dos parasoles y los policías eslovenos, rodeados de un campo de minas y protegidos por barricadas anticarros instaladas para impedir el avance de los blindados del Ejército yugoslavo procedentes de Croacia. La unidad de vehículos militares fue enviada a Jelsans porque los policías eslovenos controlaban, en la frontera croata-eslovena, los camiones del Ejército que transportaban alimentos y medicamentos desde Rijeka (Croacia) hasta el cuartel en Ilirska Bistrica (Eslovenia). Afortunadamente, el Ejército se paró en la frontera. De haber seguido hasta el cuartel, éste hubiera sido la primera violación abierta del acuerdo en Brioni.

A un centenar de metros de Jelsans, una treintena de soldados eslovenos comentan que no tienen órdenes para controlar a los camiones de las Fuerzas Armadas. En Rupa, el lado croata de la frontera, un jeep de las Fuerzas Armadas con seis soldados provistos de chalecos antibalas controlan el tráfico de los camiones militares. Su capitán afirma no estar en contacto con los dos blindados al lado del puesto fronterizo. Mirando fijamente precisa: "No somos un ejército de ocupación, pero no permitiremos la desintegración de Yugoslavia. Yugoslavia nació con derramamiento de sangre y la defenderemos con sangre si es necesario". Enfrente de esta patrulla de policía militar un coche de la policía croata completa el escenario. "Nosotros paramos a los coches sospechosos", dice el policía, "los que no llevan la matrícula de Rijeka".

El Ejército afirma defender Yugoslavia. El comandante del blindado que apunta hacia Eslovenia rehúsa hablar. Los soldados de la Defensa Territorial dicen que no quieren morir pero "nos defenderemos en caso de que avancen los blindados". Aparentemente, todos están en sus trincheras, esperando nuevas órdenes.

Ambas partes afirman respetar la declaración de Brioni, que estipula la retirada completa de las unidades militares a los cuarteles y la desmovilización de la Defensa Territorial. Ninguno de los dos puntos está realizado en su totalidad.

La vida cotidiana normal volvió a Eslovenia, pero los aeropuertos siguen clausurados. La mayoría de las autopistas están abiertas, pero las barricadas permanecen al borde de las carreteras, en caso de que sea necesaria su nueva instalación.

Durante el día, las calles de Liubliana pertenecen a los civiles; de noche, los hombres con uniforme de camuflaje en sus nuevos jeeps Mitsubishi se apoderan de las mismas.

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