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Estadística excluye la subida de las tarifas telefónicas urbanas de la estructura del nuevo IPC

¿Refleja fielmente el IPC el aumento real de los precios? ¿Se pueden utilizar las subidas de precios sometidos a tarifas para modular la evolución del IPC? La reciente subida de las tarifas telefónicas ha despertado serias dudas al respecto, como demuestra que el Instituto Nacional de Estadística (INE) no incluya en la ponderación del nuevo índice de precios al consumo (IPC), que debe entrar en vigor en 1993, la subida de las tarifas telefónicas, que ha doblado el precio de las llamadas urbanas -las más utilizadas por las familias medias- con una duración inferior a tres minutos.

Según el director general del INE, Antonio Martínez, la exclusión de la subida de tarifas telefónicas de las ponderaciones del nuevo IPC que elabora el organismo apenas tendrá repercusión sobre el índice general. La exclusión se debe a que la subida se ha producido 15 días después de cerrarse la encuesta de presupuestos familiares. Esta encuesta recoge la estructura de consumo de las familias españolas, que Estadística había planificado desde hace meses y que servirá de base para calcular la ponderación o peso de cada gasto en el IPC.La encuesta de presupuestos familiares que acaba de ultimar Estadística ha medido los hábitos de gasto de 24.000 familias españolas entre el 1 de abril de 1990 y el 31 de marzo de 1991, mientras que la nueva tarifa del teléfono está en vigor desde el pasado 15 de abril.

Fuentes técnicas de Estadística afirman que no puede retrasarse la encuesta, porque queden tarifas o subidas de precios pendientes de entrar en vigor. Estas fuentes recuerdan que la participación del teléfono en el IPC es escasa, y representa en torno al 0,92% del IPC.

Sin embargo, expertos consultados consideran que, aunque la participación del teléfono en el IPC sea pequeña, la intensidad de la última subida repercutirá en las familias con rentas bajas y medias, al ser éstas las que más utilizan las llamadas urbanas. Frente a esta opinión, un portavoz de Telefónica recuerda que la bajada de las llamadas internacionales en un 9% y las periféricas hasta un 50% puede compensar la fuerte subida de las llamadas urbanas.

El secretario de la Organización de Consumidores y Usuarios, Jesús Motilla, afirma que la estructura del IPC debería revisarse más a menudo para que el índice refleje la realidad de los precios. Motilla también cree que la exclusión de la subida de las tarifas urbanas de la base del nuevo IPC tendrá poco impacto en el índice general.

Tarifas políticas

Para el director de Economía de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), José Folgado, la fiabibilidad del IPC español es tan buena como la de los países más avanzados de la CE, aunque existen cambios en los hábitos de consumo que el IPC no puede recoger hasta que se revisa. En la actualidad, esta revisión se realiza cada 10 años.

Durante los últimos años, el Gobierno se ha servido de los precios sometidos a tarifas para contener el IPC. Telefónica es el caso típico de empresa que ha aplicado tarifas por debajo del coste en el caso de las llamadas urbanas. Así, por ejemplo, el coste de las tarifas urbanas es muy superior a lo que paga el usuario. Según Telefónica, las llamadas urbanas cuestan 9,20 pesetas los primeros tres minutos, y se cobran sólo 3,90 pesetas (que ahora serán 7,80 con el doble paso). En el caso de las llamadas internacionales, ocurre todo lo contrario: los precios son muy superiores a los costes.

La aplicación de precios políticos a la hora de fijar las tarifas telefónicas urbanas queda patente comparando la evolución del índice general y el epígrafe de correos y telecomunicaciones, donde está incluido el teléfono. En 1988, por ejemplo, mientras el IPC general subió un 5,8%, el teléfono tuvo en el índice un crecimiento cero, según datos de Estadística. Un año después, el IPC creció un 6,9% y el índice específico del teléfono aumentó un 0,5%. En 1990, los precios cerraron el año con un aumento global del 6,5%, mientras que el coste del teléfono se acercó más al índice general y creció un 5,2%. La ponderación del teléfono en el IPC ha ido subiendo conforme aumentaba el nivel de vida de los españoles. En el IPC realizado en 1976, el peso del teléfono era de apenas un 0,46%, frente al 0,92% en el índice actual. Las familias con rentas bajas y medias son las únicas que están representadas en el IPC. El índice se confeccionó en base a los gastos de consumo de las familias con ingresos entre 322.500 y dos millones de pesetas anuales. Para mejorar la representatividad del índice, Estadística incluirá a todos los españoles en la elaboración del nuevo IPC.

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