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La directiva del Athletic se marca como objetivo evitar el descenso a Segunda

La humillante derrota frente al Barcelona no va a significar de forma inmediata la destitución del entrenador Javier Clemente, a quien sin embargo la junta directiva podría invitar a dimitir si el Athletic vuelve a perder el sábado en Castellón. Los seis goles del Barcelona han servido para que la directiva recalifique el objetivo del Athletic, que ahora es evitar el descenso a Segunda división. El Athletic, el Real Madrid y el Barcelona son los únicos clubes de la Liga española que nunca han bajado a Segunda.

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El aparente clima de serenidad tras la derrota fue roto ayer por un aviso de bomba que obligó a desalojar las instalaciones de Lezama. Posteriormente, otras dos llamadas anunciaron la colocación de artefactos explosivos en el estadio de San Mamés y en la sede social del club.El presidente José Julián Lertxundi aseguró al término del encuentro frente al Barcelona que la junta directiva mantendría diversas reuniones durante la semana, pero que en ninguna de ellas abordaría la posible destitución del entrenador. Sin embargo, la directiva podría apelar a la decisión del propio Clemente para que dimitiese del cargo si el próximo sábado su equipo vuelve a caer derrotado en Castalia. Lertxundi argumentaría entonces el amor a los colores por encima del "egoísmo profesional" para forzar la dimisión. Sin embargo, Clemente ha dicho varias veces que la palabra dimisión no figura en su vocabulario.

Disensiones internas

Los argumentos de Lertxundi para no proceder a la destitución del técnico son lineales desde el comienzo de la crisis, y radican en las capacidades técnicas de Clemente y en la respuesta equilibrada del público. De esta forma, pretende mantener una filosofía de responsabilidad en sus actuaciones mientras la opinión pública se lo permita. La reacción del público, sin embargo, es engañosa. Su aparente tranquilidad revela falta de interés.Clemente, que llegó a San Mamés para ejercer su papel mitológico y resarcir al equipo de su desidia, se ve ahora obligado a gestionar la lucha contra el descenso. Se lamenta Clemente, mientras tanto, de la poca fe que exhibe el público en su equipo, pero, incluso públicamente, Clemente no ha sido generoso con el trabajo de sus hombres y ha evidenciado síntomas de desesperación.

La condicionada elección de Javier Clemente para el banquillo de San Mamés no fue el fruto de la unanimidad en la recién elegida directiva rojiblanca. Las desavenencias internas en ese terreno permanecen latentes aunque desprovistas de peso específico ante la postura de Lertxundi, que actúa bajo los impulsos de un comité ejecutivo restringido a la presencia del manager, gerente, dos directivos y el propio presidente. La unanimidad que esgrimía Lertxundi en la sala de prensa (de San Mamés para ratificar su (decisión puede resultar tan ficticia como la tranquilidad que se respira en el club.

Los jugadores, a los que Lertxundi ha sondeado sobre un relevo en el bariquillo, no se muestran explícitos. Jóvenes y veteranos son presas del pánico y se esfuerzan por adaptarse a las circunstancias. Oficialmente, la plantilla respalda la continuidad del técnico, pero la prudencia en sus manifestaciones impide valorar el grado de convencimiento de su. actitud. La derrota frente al Barcelona -sin antecedentes- ha establecido una nueva, frontera, la lucha por la permanencia, inhabitual en el Athletic.

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