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El fin de la guerra del Golfo disipa los temores sobre los JJ OO de Barcelona

"Menos mal que la guerra ha acabado; de lo contrario, veía muy mal el futuro de los Juegos Olímpicos de Barcelona". Así resume el presidente del Comité Olímpico lnternacional (COI), Juan Antonio Samaranch, el alivio que el fin de la guerra del golfo Pérsico ha supuesto para la organización de los JJ OO de 1992. El desenlace del conflicto bélico ha conjurado la seria amenaza que se cernía sobre la cita olímpica.

La más tangible de las amenazas que se cernían sobre Barcelona 92 era que una posible consolidación y extensión del conflicto -con la eventual intervención de Israel en la guerrra y, en consecuencia, el cambio sustancial de la postura de la mayoría de los gobiernos del mundo árabe- hubierta podido desembocar en un boicoteo de este bloque de países a los JJ OO de Barcelona: unos Juegos, en definitiva, occidentales.Ahora, finalizada la guerra del Golfo, no sólo se disipa la angustia que algunos miembros del Comité Organizador Olímpico Barcelona 92 (COOB) confiesan haber sentido durante el conflicto, sino que todo parece indicar que las expectativas más optimistas de los organizadores barceloneses incluso podrían verse desbordadas con la probable admisión de Suráfrica en el seno del movimiento olímpico y la participación de los deportistas de ese país en los Juegos de Bacelona. Para ello es necesario que los miembros africanos del COI consideren que el proceso de desmontaje del apartheid iniciado por el gobierno surafricano garantiza el fin de la discriminación racial.

En el terreno económico también se van despejando, al menos por el momento, los oscuros nubarrones que cubrían el horizonte olímpico de Barcelona. La progresiva recuperación del dólar y el relanzamiento de las inversiones en los mercados internacionales de los valores como consecuencia del desenlace del conflicto han devuelto el optimismo a los organizadores barceloneses. La divisa de Estados Unidos -moneda en la que el COOB ingresa buena parte de sus recursos- superó el pasado viernes, por vez primera desde el inicio de la guerra, la cotización de 96 pesetas.

El COOB había elaborado su última revisión presupuestaría en base a una paridad de un dólar por 95 pesetas, baremo mínimo por debajo del cual los presupuestos de Barcelona 92 se agrietarían irremisiblemente. Sin embargo, el pasado 12 de febrero, en plena contienda bélica, la moneda estadounidense se despeñó hasta las 91 pesetas.

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