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La unión monetaria europea enfrenta de nuevo al Bundesbank y al canciller Kohl

La polémica abierta sobre los plazos para conseguir la unidad monetaria europea está poniendo en evidencia cada vez más que las posturas enfrentadas ya no corresponden a los criterios de diferentes países comunitarlos, sino que se trata de una pugna entre los miembros políticos de cada Gobierno y los técnicos, es decir, los niveles con responsabilidades en el campo de la economía y las finanzas.

La batalla más espectacular está teniendo lugar en la República Federal Alemana, donde el ministro de Hacienda Theo Waigel y el presidente del poderoso Bundesbank, el banco central de Francfort, Karl-Otto Pöhl, intentan poner el freno al plan Delors en contra de la decidida opinión del ministro de Exteriores Hans Dietrich Genscher, y, posiblemente, también del canciller federal Helmut Kohl.El Bundesbank ha hecho público un documento en el que se muestra claramente en contra de establecer un calendario fijo destinado a la creación del Banco Central Europeo. "No tiene sentido establecer un calendario fijo que nos ponga a todos en una carrera contra reloj", dijo Pöhl durante la presentación del documento titulado, precisamente "La transición hacia la integración europea tomará tiempo". El ministerio de Hacienda emitió inmediatamente un comunicado apoyando la postura del Bundesbank.

Para Pöhl no se puede concebir una unificación monetaria hasta que la inflación haya sido prácticamente eliminada de todos los países y los niveles de precios se hayan homogeneizado. El presidente del Bundesbank se refirió, concretamente, al caso del Reino Unido que recientemente ha superado la barrera del 10% de inflación, como el ejemplo de la imposibilidad, a estas alturas de fijar una fecha en la que se consiga llegar al final de la segunda fase del plan Delors, es decir la creación del Banco Central Europeo.

Primero, estabilidad

"La gente olvida a veces", comentó Pöhl, "que la unión monetaria significa la desaparición de las relaciones de cambio entre las monedas europeas y que nuestras economías estarán atadas las unas con las otras para bien y para mal". El Bundesbank, asustado por la cercanía de la fecha prevista en el plan Delors, es decir principios de 1993, insiste en que no hay que tomar ninguna decisión en el aspecto temporal, hasta que se haya conseguido una estabilidad en el territorio de los doce.

Pero, tanto Pöhl como Waigel tienen muy presente aún su fracaso ante el tema de la unificación monetaria entre las dos Alemanias, donde sus posturas, sus avisos e incluso, sus amenazas, no sirvieron de nada ante la decidida postura política de Kohl que impuso. el cambio dé la moneda a la par y un buen trato también para los ahorros de los alemanes orientales.

Esta derrota de los "técnicos" frente a los "políticos", fue saludada como algo extremadamente positivo por la gran parte de los analistas y creadores de opinión, y fue bien aceptada por la opinión pública alemana.

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