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Entrevista:

"El PSOE no es propiedad de sus militantes"

Juan Carlos Sanz

El secretario de la Federación Socialista Madrileña (FSM) asegura que dice lo que piensa y, en una figura clásica de los dibujos animados, sospecha que le están aserruchando el suelo donde pisa.Pregunta. Jorge Semprún ha dicho que el Gobierno discute poco de política.

Respuesta. No puedo opinar sobre eso, no estoy en el Gobierno, y además sus deliberaciones son secretas.

P. Pero podrá opinar sobre las divisiones en el PSOE aludidas por Semprún.

R. No estoy muy de acuerdo con las apreciaciones históricas que hace. Me parece abusivo, desde el punto de vista intelectual, llegar a raíces históricas como el largocaballerismo y el prietismo de antes de la guerra. Pero, en términos generales, estoy bastante de acuerdo con lo que dice.

P. ¿Aunque no sea militante?

R. El partido no es propiedad sólo de sus militantes, es propiedad de la sociedad española, y muy especialmente de la que se identifica con el socialismo, que, salvo una pequena parte, no está en el partido. En el PSOE hay unos 250.000 militantes, y en las últimas elecciones se han sacado más de ocho millones de votos.

'Perestroika'

P. ¿Qué le sugiere la expresión Perestroika en el PSOE?

R. Me parece que es una frase de Felipe González.

P. Usted también apostaba por una oxigenación del partido.

R. Creo que el PSOE tiene que enfrentarse, en este tramo de su vida histórica, a un reto complicado: ser el partido articulador, desde el punto de vista político, más importante del país, y a la vez el partido destinado a ser la casa común de la izquierda. Para ello tiene que plantearse, como se ha planteado en otras etapas, un talante profundamente integrador y una mayor habitabilidad interna.

P. ¿Comparte las tesis de Solchaga?

R. Dentro del PSOE yo no estoy en las posiciones de Solchaga, pero las respeto porque representan, no sólo en el partido, sino en la sociedad, una parte importante del juego político que tiene que hacer el partido socialista.

P. ¿Y las de Maravall o Solana?

R. Me identifico mucho más con ellos que con Solchaga.

P. ¿Los enemigos de sus enemigos son sus amigos?

R. Es una frase pésima. Detrás de este debate entre Solchaga y el aparato político del partido hay una lucha por los espacios de poder que me parece legítima, pero que ha de expresarse, como ha dicho nuestro secretario general, en torno a ideas.

P. ¿Insiste en definir al aparato socialista como una orden religioso-militar?

R. Es un ejemplo abusivo y caricatural. Algunos ven al PSOE como una orden religioso-militar, con una disciplina de estricta gobernanta. Me refiero a ciertos comportamientos sectarios que se dan en cualquier grupo humano, pero que hay que evitar.

P. ¿Para renovar el PSOE deben cambiar las personas? ¿Habrá más ministros en la ejecutiva federal?

R. Siempre hay algún cambio. Hasta ahora se planteaba el problema de las incompatibilidades, con el que se ha jugado para hacerse con el santo y la limosna.

P. Pero desde el aparato se les acusa de no contar con apoyos entre las bases.

R. ¿Cómo es posible que un ministro no tenga apoyo entre las bases del partido? Solana, Maravall, Almunia... no son extraterrestres. ¿Quién tiene los apoyos?

P. ¿Usted los tiene?

R. Por supuesto. Soy secretario general de la FSM y me han votado mis compañeros.

P. ¿Cuál es su capital político?

R. Detrás de lo que nosotros hemos hecho en los últimos años está la inmensa mayoría del partido socialista en Madrid. Aparte de algunos éxitos electorales, nadie va a negar que en la Federación Socialista Madrileña la habitabilidad es buena. Cualquiera, esté donde esté colocado, en una corriente o en otra, ha tenido acceso a los cargos públicos y no se le ha expulsado de las listas. Hemos de seguir profundizando en ese talante, y no precisamente al contrario.

P. ¿A Acosta le cuadra ese talante?

R. No sería lo mismo. Su talante no es precisamente el más aperturista.

P. Usted ha dicho que apoyaría al presidente de la FSM si resulta elegido.

R. Si es designado candidato para la Comunidad de Madrid voy a apoyarle con todas mis fuerzas. Pero Acosta nunca ha tenido cargos de gestión, algo que es bueno para un político.

P. ¿Que dice de Juan Barranco?

R. Es un activo importante para el partido. Ha sido un buen alcalde y debería volver a serlo. Para eso se necesitan dos premisas: que se presente como candidato y que consiga los votos necesarios. Creo que las dos cosas van a ocurrir.

P. ¿Y si Barranco quiere ocupar su puesto en el Gobierno autónomo?

R. No creo que eso vaya a ocurrir. Respeto a todo el mundo, y especialmente a mis amigos. La posición de Juan Barranco es muy clara: no está en disposición de entrar en el debate; por cuestiones personales y de amistad ha tomado una opción de neutralidad, y no voy a ser yo quien presione en ninguna dirección.

P. Se ha dicho que usted pretendía crear, con Rodríguez de la Borbolla , una corriente de barones autonómicos.

R. Esa historia ya la inventaron hace tiempo. Es la táctica de segarte todos los praos. Nunca hubo barones, ni los hay ahora.

P. ¿Aún colean las secuelas del 14-D?

R. En aquel momento yo estuve en desacuerdo con UGT por la, convocatoria de la huelga. Pero, vistas las cosas a la distancia de más de un año, creo que el PSOE cometió muchos errores hasta el 14-D. Se ha rectificado a tiempo.

P. ¿Cuál es su propuesta para ganarse a los militantes de la FSM?

R. De cara al interior, un partido participado y habitable, donde la disciplina sea un valor de segundo orden y la participación y la ilusión sean los valores de primer orden; de cara al exterior, empujar un proyecto renovado, progresista y capaz de ilusionar a la mayoría de la población.

P. ¿Que los madrileños sean felices y benéficos?

R. Eso ya lo dijeron en 1812, y de todas formas no está mal dicho. No creo en las utopías individuales, pero sí en las utopías colectivas. La felicidad, en un sentido más blando, también consiste en salir a la calle, ir a un parque, no tener problemas de contaminación.

P. Eso está muy bien, aunque ya sabe que hay colas en los ambulatorios y el metro no llega a muchos barrios.

R. Esas déficit de equipamiento forman parte del malestar que existe en la cultura urbana. Pero todo no acaba ahí. Hay que hacer pedagogía política: no se pueden solucionar todos los problemas a la vez. Una sociedad participada resuelve mucho mejor sus problemas.

P. ¿Este malestar urbano es el que ha desgastado al PSOE?

R. Sin duda, porque el partido socialista aparece ante la sociedad como el partido del Gobierno.

P. ¿Hay que cambiar algo para que todo siga igual?

R. Lo que hay que hacer es mejorar las cosas.

P. ¿Cómo?

R. Con una condición, que a algunos compañeros no les gusta demasiado. La conexión con lo que yo llamo la sociedad civil socialista. La FSM no puede ser un gueto de 16.000 militantes que gestionan lo que le entregan un millón de votantes.

P. ¿No está ya cansado de peleas políticas? ¿Le gustaría ser un simple militante de base?

R. Llevo en esto desde los 17 años, y me gusta más esta lucha de ideas que la que sosteníamos cuando el que llamaba a la puerta de madrugada nunca era el lechero.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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