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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Equilibrio necesario

LOS CAMBIOS en el Este de Europa, con la inminente unidad de Alemania, han provocado una lógica concentraclón de las preocupaciones y de la actividad de la Comunidad Europea (CE) hacia esa parte del continente, lo que tiene repercusiones concretas en el terreno de la ayuda financiera. Ello ha provocado en el Tercer Mundo, y especialmente en América Latina, una fuerte inquietud ante la amenaza de que la CE reduzca aún más su atención hacia los gravísimos problemas que aquejan a esa región del mundo. No se trata de temores excesivos. El peligro existe. Y ello obliga a España a desarrollar una labor diplomática intensa para evitar que se acentúe el desequilibrio en la política de ayudas exteriores de la Comunidad.Sería absurdo subestimar el papel fundamental que debe ocupar hoy, en el conjunto de la política europea, la evolución del antiguo bloque socialista. Y en ese orden, los pasos que acaban de darse en París para constituir el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) culminan meses de esfuerzos. Los representantes de los 42 países que integran el BERD han aprobado ya las bases de la nueva institución, cuya acta de nacimiento será firmada el 30 de mayo. A partir de una iniciativa de Mitterrand se ha logrado la incorporación de EE UU y de Japón a este nuevo banco cuya misión es, con un capital de 10.000 millones de ECU, ayudar a la recuperación económica de los países de`, Este europeo, incluida la URS S. La CE, que controla el 5 1 % del capital, ha tenido el acierto, ante una cuestión de alcance histórico, de extender a un ámbito mundial -y a la vez de concentrar en un banco europeo- la ayuda a la reconstrucción de los países que avanzan hoy hacia sistemas de libre mercado.

Al mismo tiempo, los ministros de Exteriores de la CE han celebrado en Dublín sendas reuniones con sus colegas de Centroamérica y del grupo de Río (México, Argentina, Venezuela, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay) para examinar las vías de una cooperación más efectiva. Las cifras barajadas para la ayuda a. esa región están muy lejos de los mínimos deseables si se tiene en cuenta la realidad de los problemas latinoamericanos. Sin una evolución de la actitud comunitaria -como pide la diplomacia española con escaso éxito-, el papel de Europa será marginal en una zona cuya importancia puede aumentar en un próximo futuro. Sin embargo, la reunión de Dublín ha tenido aspectos positivos y puede ser el inicio de una cooperación más concreta y eficaz. La decisión de la CE de ayudar a la integración de los países latinoamericanos, su apoyo al proyecto de Parlamento centroamericano, las iniciativas para plasmar en formas concretas la cooperación económica, comercial y tecnológica abren caminos de futuro. Pero no es posible olvidar que la losa de la deuda paraliza el desarrollo de muchos países latinoamericanos. España necesita hablar claro sobre estos temas con los otros miembros de la CE. No para frenar la ayuda al Este. Sí para lograr el equilibrio imprescindible.

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