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Pasando de anticonceptivos

La mayoría de las adolescentes embarazadas tenía información y acceso a los métodos de contracepción

Milagros Pérez Oliva

El embarazo en la adolescencia no es un fracaso de información sobre los métodos anticonceptivos. Eso era lo que se creía, pero cada vez está más claro que la mayoría de las adolescentes embarazadas poseían información suficiente sobre las diferentes posibilidades de contracepción y, sin embargo, quedaron encintas. Por sorpresa y sin quererlo, al menos explícitamente. Cuando las mujeres que ahora tienen más de 35 años o 40 años eran adolescentes, conseguir anticonceptivos era poco menos que una odisea, algo pecaminoso, peligroso incluso. Sus hijas, en cambio, tienen servicios públicos a los que acudir y son las destinatarias de campañas específicas de información. Y, sin embargo, pasan.

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¿Por qué tantas adolescentes pasan de los anticonceptivos? La pregunta no tiene fácil respuesta, según Hildegard Mausbach. Ella es especialista en planificación familiar y trabaja en un centro de asistencia para jóvenes abierto en Mataró (Maresme) en 1983.El equipo que atiende el centro tiene ya suficientes datos para la reflexión. Algunos de ellos sorprendentes: de las 890 jóvenes menores de 20 años atendidas, 669 habían mantenido relaciones sexuales con coito, pero más del 40% de ellas no utilizaba ningún método anticonceptivo eficaz. "Concretamente", explica Hildegard Maugbach, "el 9,9% hacía el amor sin ninguna precaución y el 33,6% recurría al coitus interruptus para no quedar embarazada". El 34,7% utilizaba preservativo y el 17,9% tomaba pastillas.

Abortos

No es de extrañar, pues, que la tasa de embarazos tempranos sea elevada. Pero no todos llegan a término. Extrapolaciones de otros países permiten aventurar que por lo menos un 40% de estos embarazos quedan interrumpidos por un aborto. A pesar de ello, en 1987 se registraron en la ciudad de Barcelona 385 partos de madres de entre 15 y 19 años.

La ginecóloga Marta Palau trabaja en un centro piloto de seguimiento de embarazos abierto por la Seguridad Social en Viladecans y, aporta un dato significativo: "De las 900 gestantes de Viladecans, Gavà y Castelldefels atendidas en el centro, 70 tenían menos de 20 años, lo que da un porcentaje del 10,3%".

"Se habla de fracaso de la contracepción en la adolescencia, pero hay muchas jóvenes perfectamente informadas que, sin embargo, se quedan embarazadas sin desearlo. Creo que esta realidad nos obliga a replantearnos muchas cosas", afirma Hildegard Mausbach.

"Muchas adolescentes atraviesan, por razones de edad, una situación contradictoria que las hace someterse al riesgo de un embarazo sin ser del todo conscientes de ello. Reivindican la libertad y la espontaneidad y quieren manifestar sus sentimientos sin reglas y sin límites. Algunas, incluso, lo expresan sin eufemismos: 'Utilizar anticonceptivos significaría pararse a pensar', dicen. Y ellas no quieren pensar, quieren sentir".

El deseo de espontaneidad es muy fuerte incluso en las que tienen conciencia del peligro de quedar embarazadas y actúan en consecuencia. Por eso las que utilizan anticonceptivos prefieran las pastillas al diafragma o el preservativo. De hecho, muchas adolescentes atendidas en el centro de Mataró cambiaron de método. En el estudio se observa una caída brusca del preservativo desde el 35% al 11%, en favor de la píldora.

La doctora Mausbach apunta la hipótesis de que el cambio se debe al deseo de desvincular al máximo la sexualidad de la anticoncepción: "La píldora adquiere rápidamente carácter de cotidianedidad, sin relación directa con la actividad sexual. Les hace sentirse más adultas y, desde luego, menos cortadas a la hora de hacer el arnor". En cualquier caso, según la doctora Mausbach, "el riesgo es una noción demasiado abstracta y ellas viven para el instante. Pensar en el anticonceptivo a la hora del amor les resulta muy poco rornántico".

La adolescencia es una edad de ambivalencias y sent imientos contradictorios. "Una chica de 16 años guardaba las pastillas en el vientre de una muñeca. Lo había. abierto y le había puesto una cremallera expresamente para eso", explica. Hildegard Mausbach.

Impotencia

"Ambivalencia entre omnipotencia e impotencia, entre seguir siendo niñas y convertirse en mujeres, entre la necesidad de identificación personal y, por lo tanto, de diferenciarse de la familia, y la dependencia material de ella", corrobora Marta Palau.

Y más: "En la adolescencia se produce el fenómeno de la audiencia imaginaria, que es la sensación de sentirse observaba, de tener la impresión de que todos te miran por todo. Y, al mismo tiempo, es el momento del pensamiento mágico, una especie de onmipotencia que las lleva a creer que lo pueden todo, de modo que ante un peligro, como el de quedar embarazadas, piensan que a ellas no les va a suceder nunca, aunque no tomen anticonceptivos", añade la doctora Mausbach.

Dos de las adolescentes que acudían a las sesiones de preparación maternal del ambulatorio de Viladecans hacían propósitos de cambiarse el hijo cuando naciera. La ecografía les había contrariado. La que quería niña, esperaba niño y viceversa. Solución: "Pues lo cambiamos y ya está". La anécdota demuestra la fragilidad y la inmadurez con que afrontan la gestación muchas adolescentes. Algunas no llegan a ser conscientes de lo que significa tener un hijo, hasta que lo tienen en los brazos. Y es que la realidad no ha respetado sus fantasías. Tenían cabeza de niña y ovarios de mujer.

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