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LA MUERTE DE PEDRO TOLEDO

El antiguo Vizcaya debe nombrar al sustituto de Toledo

La muerte de Pedro Toledo abre interrogantes de importancia sobre la futura estructura en la organización ejecutiva y de control del primer banco privado nacional. Los estatutos del nuevo banco establecían que a partir de los cuatro primeros años del proceso de fusión efectivo, el consejo de administración de la entidad nombraría a un presidente. Pero, transitoriamente durante los cuatro primeros años, habría dos copresidencias -ocupadas por José Ángel Sánchez Asiaín y el ,mismo Pedro Toledo- y el consejo de administración nuevo sería la suma de los dos consejos anteriores. La fusión establecía :en los órganos de control y gestión un completo equilibrio entre las personas procedentes de cada uno de los bancos.

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El protocolo de fusión establecía que cualquier cambio en el consejo de administración sería solucionado por el colectivo de consejeros perteneciente a cualquiera de los dos bancos que hicieron la fusión. Es decir, si se producía una vacante de un consejero, sería el antiguo consejo al que hubiera pertenecido quien decidiera su sustitución sin tener que contar necesariamente con la aprobación del otro consejo. De hecho, esta posibilidad fue utilizada casi de forma inmediata por el ex consejo del Vizcaya tras la marcha de Francisco Luzón al Banco Exterior y la salida del consejero delegado Juan Manuel Urgoiti.Transitoriamente, y hasta que no decida nada el antiguo consejo del Vizcaya, Ángel Galíndez -ex presidente del Vizcaya y en la actualidad vicepresidente del Bilbao Vizcaya- ejercerá las funciones de copresidente. Pero todo parece indicar que habrá una decisión inmediata. Además,Ángel Galíndez tiene 71 años de edad y el estatuto de régimen interno del consejo establece que los presidentes de la entidad no podrán superar los 65 años.Es pronto para pensar en un hipotético sucesor de Pedro Toledo, entre otras razones porque contaba con el apoyo de la totalidad de su consejo y con la confianza plena de su antecesor, Galíndez, que pilotó una transición definida entonces como modélica, ya que anunció con seis meses de antelación la fecha en la que Toledo accedería a la presidencia del Vizcaya. Además, Toledo era el más firme candidato a ser el presidente único cuando finalizara el período transitorio.Entre los antiguos consejeros de este banco existen per sonas de relieve que pueden suceder a Toledo. Algunos de ellos -vinculados a las familias tradicionales del banco que vieron reforzada su posición accionarial en el momento de la'fusión, ya que el canje de acciones fue relativamente más positivo para los propietarios del Vizcaya que para los del Bilbao-, intentaron en algún momento sustituir a Galíndez, pero al final el consejo se decantó por Pedro Toledo.

En la línea ejecutiva del banco se encuentra Alfredo Sáez, hombre de confianza de Toledo, que le puso al frente de Banca Catalana para su reflotamiento y que, a la menor oportunidad que tuvo, le nombró consejero delegado del Bilbao Vizcaya en la primera crisis interna que conoció el banco fusionado. Pero Alfredo Sáez ha accedido hace relativamente poco tiempo a las máximas funciones en el BBV.

Cabría otra alternativa, aunque poco probable, que consistiría en la modificación de los estatutos de la entidad de forma que desapareciera la doble presidencia delperíodo transitorio y fuera José Angel Sánchez Asiaín el único presidente. Pero esta hipótesis es difícil de que se lleve a cabo en la actualidad porque, aunque en los últimos meses parece que se habían limado muchos de los roces existentes entre los dos equipos, aún existen muchos otros que impiden una decisión de este tipo que significaría que la fusión se ha realizado completamente y que la cultura del nuevo banco se habría impuesto hasta hacer desaparecer la procedente de cada uno de los dos bancos. Además, la historia- más in mediata ha demostrado que aún estaban bastante separados. Hace ahora poco más de un año, Francisco Luzón, hasta entonces consejero director general del BBV fue nombrado presidente del Banco Exterior. Esta vacante en el consejo fue aprovechada de inmediato por Pedro Toledo para provocar el cese de Juan Manuel Urgoiti como consejero delegado de la entidad y proceder a nombrar nuevos consejeros sin comunicárselo previamente ni a José Ángel Sánchez Asiaín. Esta decisión provocó que se hiciera pública la primera discrepancia seria en el seno de los órganos de control de la nueva en tidad, ya que, si bien por parte de los responsables del antiguo Bil bao se aceptaba que la gente del Vizcaya tenía pleno derecho a to mar decisiones de forma autóno ma, consideraban que "al menos debería haber sido comunicado como forma que garantizara que se caminaba realmente en el pro ceso de fusión", señalaron entonces fuentes de la entidad.

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