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Tribuna
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Guerras

Hay prisioneros fantasmas, como algunos buques. Una de las experiencias que más impresionan cuando visitas la zona de operaciones del Frente Polisario es comprobar la existencia de prisioneros de guerra marroquíes, que lo son para los polisarios, pero no para el rey de Marruecos. Hassan II no acepta que haya una guerra con el Polisario. Para él, los saharauis son una simple banda armada hostigante que no tiene estatuto ni estatura para declarar la guerra a todo un rey de Marruecos. En consecuencia, se plantean algunos problemas técnicos. Los marroquíes que mueren en lucha con el Polisario ¿en qué estadísticas constan, en las de los desaparecidos o en las de los muertos por accidente laboral? Claro que a un muerto no le resucitas le pongas la etiqueta que le pongas. Nadie ha resucitado a alguien a base de cambiarle de adjetivo o de estadística. Otra cosa bien diferente es lo que se refiere a los prisioneros. Para Hassan II los prisioneros de guerra del Frente Polisario no existen porque nadie consigue prisioneros en una guerra que, según él, nadie le ha declarado. Así visto, incluso podría ser considerado un rasgo de humor negro, de no producirse estos días una situación digna de cualquier Kafka magrebí. Los del Polisario quieren liberar a 200 prisioneros, y así lo comunican a la Cruz Roja, pero Hassan II se niega a asumir esa entrega porque esos prisioneros para él son ovnis, objetos volantes no identificados que levitan sobre el desierto. Dos cientos hombres quieren volver a casa, pueden volver a casa, pero el protocolo de las guerras se lo impide, y no, no es el enemigo, sino su propio jefe de Estado el que veta su liberación por una cuestión de principios. Ya sé que cada pueblo tiene códigos de conducta diferenciados por una lógica interna de siglos, pero los prisioneros se parecen en todas partes, y los déspotas, también. Astucia pírrica. Las guerras no asumidas son las que nunca se pierden.

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