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Un marinero intentó colocar un potente explosivo en un patrullero de la Armada

Un marinero de la dotación del patrullero Laya, de la Marina de Guerra, permanecía anoche a disposición de las autoridades judiciales tras haber sido detenido por introducir en el buque un potente artefacto explosivo, compuesto por 2,5 kilogramos de Goma 2, según informó el Ministerio de Defensa. La bomba fue descubierta cuando el patrullero se encontraba a unas 15 millas del puerto de San Fernando (Cádiz), donde tiene su base.

El artefacto, que tenía instalados el detonante y la mecha, aunque todavía no estaba montado para hacerlo estallar, fue hallado cuando un miembro de la tripulación encontró una bolsa que le pareció sospechosa. El comandante del buque fue informado de la presencia del paquete y decidió inmediatamente poner rumbo al puerto de San Fernando, de donde el patrullero había partido en la mañana de ayer para unas maniobras de adiestramiento ordinario.El buque quedó atracado en un pantalán semiabandonado del Arsenal de la Carraca, en San Fernando, donde artificieros de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía desactivaron el explosivo, según informa Antonio Yélamo. Tras la desactivación se realizó una profunda revisión del buque, a la búsqueda de otros posibles artefactos, con resultado negativo.

Al lugar de los hechos acudió el comandante general de la Zona Marítima del Estrecho, el vicealmirante Miguel Molinero.

Confesión

El marinero detenido, cuya identidad no fue facilitada en la noche de ayer, confesó que había introducido la bomba en el barco.

El patrullero P- 12 Laya pertenece a la clase Barceló, de los que la Armada española cuenta con un total de seis unidades, y tiene una dotación de unos 20 hombres.

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El principal atentado de la organización terrorista ETA Militar contra un buque de la Armada española se produjo el 2 de octubre de 1981, cuando hizo explosión una bomba que había sido adosada al casco del destructor Marqués de la Ensenada (D-43) cuando se encontraba atracado en uno de los muelles del puerto de Santander.

La bomba fue colocada en el Marqués de la Ensenada, utilizando técnicas de submarinismo, en la línea de flotación en una zona próxima a las calderas y su explosión provocó una vía de agua que dejó al destructor temporalmente inutilizado para la navegación.

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