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España expresa su satisfacción por la propuesta de Brady para reducir la deuda del Tercer Mundo

Enric González

El representante de España en la asamblea de gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el secretario de Estado de Comercio, Apolonio Ruiz Ligero, afirmó ayer ante el pleno de la entidad que el Gobierno español "ha acogido con satisfacción la reciente propuesta formulada por el secretario Brady para afrontar el problema de la deuda, propuesta que merece consideración por dirigirse abiertamente por primera vez al problema básico de reducir la magnitud de la deuda y su servicio en lugar de limitarse a suministrar financiación adicional, cuyo único efecto es aumentar la carga de la misma en el futuro".

A pesar de la buena acogida dispensada por el conjunto de la comunidad internacional a los puntos de vista del nuevo secretario norteamericano del Tesoro, Nicholas Brady, el cambio de orientación en el tratamiento del problema no está concretado todavía en un plan, y no está garantizado que la nueva actitud de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI) vaya a beneficiar por igual a todos los países deudores.El secretario adjunto del Tesoro de EE UU para Asuntos Internacionales, David Mulford, subrayó ayer ante el plenario del BID que el FMI "no aportará garantías directas en las negociaciones de reducción de deuda entre los países deudores y la banca comercial acreedora". Según Mulford, "será el mercado el que decida quién es merecedor de confianza y de reducciones de deuda", lo que favorecerá "a los países cuyos ajustes internos muestren buenos resultados", poniendo énfasis en que los ajustes deben ser duros y sacrificados.

Actitud de los deudores

En declaraciones a los periodistas, Mulford afirmó que "el núcleo del problema hay que buscarlo en las políticas internas de los deudores". Hasta ahora cada país definía sus objetivos y el FMI, de encontrarlos razonables, le buscaba financiación exterior. Eso no funcionó por que no pusimos el énfasis necesario en un asunto clave: la repatriación de los capitales huidos de esos países".

Como paso previo al inicio de un posible proceso generalizado de negociaciones para la reducción de deuda, Mulfard sugirió a los acreedores que incrementaran sus reservas "para eliminar los impedimentos" y "para garantizar la seguridad y solidez del sistema financiero". De forma indicativa, Mulfard señaló que "cada nación deudora debería pactar con sus bancos comerciales acreedores el alcance de la reducción de la deuda y de su servicio". Deudores y acreedores podrían elegir un determinado número de mecanismos ya ensayados con cierto éxito; por ejemplo, la recompra de deuda con fondos prestados por el FMI o el Banco Mundial y la sustitución de crédito por bonos en el mercado interior o por activos.

La sustitución de deuda por activos, en la que el FMI demuestra especial interés, supondría de hecho un drástico proceso de reprivatización de empresas públicas latinoamericanas pare entregar una buena parte de ellas a los acreedores, tal como se ha venido practicando en países como Chile.

Mulford subrayó la utilidad de este mecanismo basado en los activos "que ya se ha mostrado eficaz en bastantes países", quién añadió que "no debe hablarse de garantías aportadas por el FMI porque esa palabra tiene un significado demasiada concreto", aunque matizó que "en algunos casos, como México o Chile, tal vez sí sería apropiada alguna garantía, en un sentido amplio y en dosis pequeñas, para apoyar los acuerdos con la banca".

[Por otra parte, el Grupo de los Ocho suspendió ayer la reunión en la que estos países pretendían definir los puntos sobre deuda externa que defenderá el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, durante su próxima visita a EE UU, según informa Efe.]

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